El Deportivo dispondrá esta noche (21.00 horas) del que posiblemente sea el último cartucho para mantenerse en Primera. Ante el Málaga en Riazor apurará sus opciones de conservar la categoría con la incertidumbre de saber si será capaz de aprovechar esa bala o bien se disparará definitivamente en un pie. Las opciones del conjunto blanquiazul hace tiempo que no dependen en exclusiva de sus resultados, pero un tropiezo hoy ante los andaluces las enterraría por completo.

Una victoria permitiría mantener vivas las debilitadas esperanzas de una afición que acudirá al partido dividida entre quienes han decidido pedir ya responsabilidades por la decepcionante temporada que está firmando el equipo y quienes prefieren mantener su apoyo hasta que las matemáticas no confirmen el desastre.

Los jugadores afrontarán así el encuentro después de la concentración convocada por los Riazor Blues a las puertas del estadio, lo que añadirá tensión a un partido ya de por sí con una importante carga emocional.

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El Dépor 'carga' su último cartucho

Las barreras para el equipo serán las mismas que en anteriores compromisos: la tremenda crisis de resultados que arrastra desde el mes de diciembre y la falta de confianza que trasluce de los planteamientos de Clarence Seedorf. El conjunto blanquiazul, sin embargo, dio ante el Atlético el domingo pasado un importante paso adelante.

Frente al conjunto rojiblanco convenció con una propuesta menos rudimentaria, basada en una elaboración más cuidada. Fue la primera vez desde la llegada del técnico holandés que se prescindió de los balonazos desde la defensa como principal recurso ofensivo. Ayudó la presencia de un Çolak comprometido, lejos de la apatía que suele mostrar en determinados partidos.

La fórmula ante el Málaga esta noche parece que será muy similar, con Lucas y Adrián como principales referencias en ataque y el trío formado por Mosquera, Muntari y Guilherme en el centro del campo.

Enfrente estará un Málaga que tras ganar al Villarreal la semana pasada vislumbra la posibilidad de abandonar el último puesto de la clasificación en caso de imponerse en Riazor. Sus sensaciones son mejores que las de los deportivistas, deprimidos por la falta de victorias desde comienzos de diciembre y el malestar que se respira entre la afición. De una victoria dependerá que el ambiente no se enrarezca más en las siguientes semanas.