El Deportivo llevaba mucho tiempo, cuatro largos meses, esperando un partido como el del sábado. No por su rendimiento, que volvió a ser decepcionante, sobre todo en la primera parte, pero sí por el marcador final. Era lo que necesitaba, un resultado positivo al que agarrarse para mantener la fe. Sigue generando muchas dudas, atenazado por ese miedo de verse tanto tiempo con la soga al cuello. Continúa estando en una situación delicadísima, pendiente de un milagro para acabar salvándose, pero por lo menos la victoria ante el Málaga le sirve para mantener la fe, siempre y cuando el Levante no venza este mediodía a Las Palmas en el Ciutat de Valencia. Si los granotas ganan, conservarían su renta de ocho puntos, más golaverage, sobre el Dépor, una distancia prácticamente insalvable a falta de siete jornadas para que acabe la Liga.

EBloqueo tras el primer gol. El conjunto blanquiazul logró adelantarse muy pronto, en el minuto 7, gracias al penalti provocado y transformado por Lucas Pérez. El 1-0 le sentó muy mal, porque se limitó únicamente a defender, atrincherándose en campo propio y dando el balón al rival. De pronto el Dépor se quedó bloqueado, como si de golpe le entrara la ansiedad y el miedo por la novedosa situación de tener que defender un marcador favorable.

ESin fluidez. Al equipo coruñés no le duró nada la posesión de la pelota, sobre todo en una primera parte mala en la que apenas fue capaz de enlazar más de dos pases seguidos. Solo Emre le dio cierto sentido al juego en campo contrario, aunque espació demasiado sus intervenciones. El Deportivo abusó de los balones en largo para que Lucas se peleara él solo contra los defensas visitantes. Prácticamente fue el único recurso para atacar, un arsenal ofensivo insuficiente, y más jugando en casa.

EOtra cara tras el descanso. El Dépor salió de otra forma en la segunda parte, dispuesto a desnivelar cuanto antes el 1-1 con el que se llegó al intermedio. Sin hacer un fútbol brillante, a base de empuje consiguió volcar el campo hacia el área visitante, aunque sus mejores llegadas fueron a la contra, aprovechando los espacios que con el paso de los minutos fue dejando un Málaga al que el empate tampoco le valía de nada. El equipo coruñés mostró otra cara, más incisivo y con bastante más hambre de victoria.

ELucas, Adrián y Borja Valle. Seedorf volvió a dejar a Florin Andone en el banquillo y confió en el mismo bloque que venía de plantar cara al Atlético en su campo, con la única novedad de Fernando Navarro por el sancionado Luisinho. Contra el Málaga fueron los delanteros los que marcaron las diferencias. Lucas destacó no solo por el gol, también por sus desmarques y por ser un incordio constante para la zaga andaluza. También Adrián se acabó entonando con su doblete después de una primera mitad gris. En el definitivo 3-2 resultó clave la gran acción personal de Borja Valle, que aprovechó bien los pocos minutos que tuvo. El Deportivo echaba de menos los goles de sus delanteros y el partido del sábado sirvió para que dos de ellos, Lucas y Adrián, recuperaran confianza batiendo a Roberto.