Un solo gol, el de Adrián ante el Málaga en el minuto 86, transformó a una parte del deportivismo. Con ese tanto, que le dio el triunfo al Deportivo cuatro meses después, provocó que numerosos seguidores blanquiazules saliesen el sábado de Riazor evocando la frase que Fernando Vázquez dirigió en 2013 a los aficionados: "Sí se puede". Era la situación muy complicada, pero el entrenador de Castrofeito estuvo a punto de cumplir su presagio. El deportivismo creyó, de la misma forma que parece que cree tras el exiguo triunfo del sábado frente al cuadro malacitano.

Ya en el partido contra el Eibar, una de esas finales disputó el Deportivo en Riazor y que acabó en empate (1-1) una parte de la grada quiso mostrarle al equipo que sí creía en que se podía. Al final hubo decepción, como sucedió posteriormente contra Las Palmas y antes ante el Levante. Un solo gol reactivó una ilusión apagada. Como hizo el equipo de Fernando Vázquez hace cinco años. Había llegado en la jornada 24, en la que le correspondió viajar al Sánchez Pizjuán para medirse al Sevilla (3-1), a donde acudió como último de la clasificación a seis puntos de la salvación. Perdió en la capital andaluza y en los tres siguientes partidos solo sumó un punto, pero en el quinto en el banquillo blanquiazul inició la remontada tras imponerse al Celta en Riazor (3-1).

Esa victoria condujo al equipo coruñés a conseguir otras tres de forma consecutiva -Mallorca, Zaragoza y Levante- y con tres empates en los otros encuentros siguientes, en total fueron quince puntos en siete jornadas. Una reacción que permitió al equipo salir del pozo. Pasó de ser último en la jornada 24 (a ocho puntos de la salvación) a estar fuera de los puestos del descenso tras la jornada 31 cuando venció en el campo del Levante (0-4). "Sí se puede", era la frase que continuamente se repetía entre el deportivismo. Tras este triunfo llegó otro contra el Athletic en Riazor, pero después solo fueron tres empates seguidos, para llegar a las cuatro últimas jornadas con un solo triunfo.

Hubo ilusión y esperanza en una situación compleja, aunque quizá menos que esta, porque Vázquez había conseguido entusiasmar a la afición y, lo que fue más importante, a los futbolistas. Un triunfo ante la Real Sociedad en la última jornada le bastaba para salvarse, pero los donostiarras fueron superiores en Riazor y el Deportivo descendió a Segunda por segunda vez consecutiva -había regresado a Primera el año anterior- con 35 puntos. Hubo ilusión y esperanza, para caer a última hora, tal como le había sucedido dos años antes, cuando cedió en Riazor frente al Valencia. La apuesta de Germán Rodríguez Conchado, Fernando Vázquez, estuvo a punto de dar resultado. El de Castrofeito le respondió con el ascenso al año siguiente.

Ahora, en la jornada 31 el Deportivo está a cinco puntos de la salvación, pendiente del partido del Levante de este mediodía. Un simple triunfo, el del sábado, hizo renacer la ilusión en un no se sabe qué, algo que futbolistas y técnicos dicen que mantienen en el vestuario. La dependencia del equipo valenciano deja al cuadro coruñés en clara desventaja a falta de siete jornadas para el final -ocho para los granotas-, en unas circunstancias que podrían ser similares a las de 2013. Entonces Vázquez perdió tres de sus cuatros primeros partidos, el otro lo empató; pero venció en los cuatro siguientes e igualó en los otros tres. Seedorf, que llegó en una jornada posterior al de Castrofeito, empató tres de sus ocho primeros partidos y los otros cinco los perdió. El sábado logró el primer triunfo. Y con este bagaje hay quien piensa en que "sí se puede". Y eso después de que en aquel momento era el segundo descenso, además consecutivo.