Hacía más de dos años que el Deportivo no conseguía ganar dos partidos seguidos. Lo ha logrado cuando más lo necesitaba para alimentar unas esperanzas de permanencia que se fueron diluyendo en las últimas semanas conforme el conjunto de Clarence Seedorf se dejaba puntos en la carrera por la salvación. Dos victorias después, sin embargo, el equipo vislumbra la posibilidad de esquivar el descenso con ánimos renovados. Lo demostraron ayer contra el Athletic, ante el que comparecieron eléctricos después del triunfo de la semana pasada ante el Málaga. Esa puesta en escena inicial le permitió construir un resultado que sufrió para conservar. No podía ser de otra manera tratándose de un equipo que antes de pisar San Mamés veía la permanencia a ocho puntos de distancia. Ahora está a cinco a falta de lo que haga el Levante, que por lo menos se enfrentará esta tarde al Atlético sabiendo que el Deportivo no se rinde y se acerca por la espalda.

Con eso debe convivir el conjunto de Seedorf, con la condena de que todo lo que consiga dependerá de lo que hagan otros. Con ella se presentó en San Mamés. Sabía que solo las victorias permitirán mantener las opciones de salvación y salió a por ella con un planeamiento parecido al que empleó contra Atlético y Málaga. Cambiaron algunos jugadores debido a las ausencia que acumulaba Seedorf, pero se pudo ver desde el comienzo a un conjunto vertical en busca de las transiciones rápidas.

Ha tardado el holandés en interpretar que quizá esa manera de jugar sea la que mejor se adapta a los recursos de los que dispone en la plantilla, pero por lo menos lo ha hecho. Ninguno de sus predecesores en el banquillo esta temporada consiguió construir el escenario necesario para que brillasen Çolak y Lucas, de nuevo ayer convertido en referencia y con las maneras de aquel jugador que descolló hace dos años para lograr un billete con destino al Arsenal.

El plan de Seedorf lo interpretaron a la perfección ayer los centrocampistas, a pesar de que dos ellos entraron en el once debido a las bajas. Mosquera, Borges y Krohn-Dehli fueron el primer obstáculo para el Athletic y al mismo tiempo los principales aliados de Lucas, Adrián y Çolak para desquiciar a los rojiblancos en una primera mitad en la que el Deportivo convenció con fútbol y también con goles.

Encontró el tanto pronto el Deportivo, lo que le ayudó a templar los nervios con los que podía llegar a San Mamés y crecer a través de su propuesta. El primer gol de Adrián allanó el camino y encendió las esperanzas, a partir de ahí consiguieron volar los deportivistas.

Apenas se habían superado los cinco minutos cuando Adrián recogió un servicio de cabeza de Schär tras un saque de esquina para sorprender a Kepa por debajo de las piernas y colocar cuesta abajo el encuentro para los de Seedorf. No lo desaprovecharon y poco después ampliarían la ventaja. Fue de nuevo Adrián, esta vez después de una buena jugada en la que Lucas terminaría enviando un centro pasado al área para la incorporación de Borges. El costarricense, agigantado en esa primera parte de los deportivistas, dejó el tanto en bandeja para el asturiano, que con el doblete de ayer se destaca como el pichichi del equipo.

El conjunto blanquiazul solo pasó apuros cuando perdió de vista la pelota. Fue un breve intervalo de la primera parte, lo que tardaron Mosquera, Krohn-Dehli y Borges en recuperar el gobierno del encuentro. Entre los tres se encargaron de sujetar al Athletic; de desquiciarlo se ocuparon Lucas, Çolak y Adrián. El que más contribuyó a ello fue el delantero coruñés, que sin un delantero fijo al lado ha encontrado la movilidad con la que despistar a los centrales y evitar que encuentren una referencia.

Destacó Lucas, que rozó el tercero después de un desplazamiento soberbio de Schär a la espalda de la defensa que dejó a su compañero ante Kepa. Lo consiguió superar con un autopase que se le quedó una pizca atrás y le dio la oportunidad al defensa de rebañarle la pelota. La televisión confirmó posteriormente que el portero rojiblanco había frenado ligeramente el balón con su brazo fuera del área.

El tercero de los deportivistas o la expulsión de Kepa hubieran supuesto la sentencia con todo el segundo tiempo por jugar, pero lo que se encontró el Deportivo tras el descanso fue el más puro sufrimiento. Ni siquiera el tanto de Borja Valle después de que Raúl García consiguiera recortar distancias gracias a un error garrafal de Schär puso la tranquilidad definitiva.

Otro error, en este caso de Rubén, le proporcionó al Athletic el impulso que necesitaba para volcarse sobre la portería deportivista. El portero blanquiazul enmendaría su fallo en un saque de esquina de Susaeta que se coló de manera directa con dos intervenciones salvadoras. Resistió el Deportivo y con ello también sus posibilidades de seguir en Primera, reforzadas con un triunfo más.