El Dépor merece descender. Nunca había bajado tan pronto, no llegaría toda la noche para glosar los errores y los pasos en falso que ha dado este proyecto que se ha ganado la Segunda División como pocas veces en su historia. Un año de torpezas, triste y autodestructivo, muy diferente a la noche vivida ante el Barcelona. El equipo coruñés, siendo muy inferior, dio la cara en uno de los días más difíciles y, por momentos, soñó con tumbar el record de imbatilidad, seguir de pie y prolongar la agonía, aunque solo fuese por puro orgullo. Iba al matadero y ni con 0-2 se entregó al cuchillo. En la segunda parte pudo incluso lograr la hazaña y salir vivo, pero el destino estaba escrito. Parece que desde principio de temporada. Toca reconstruirse, tener paciencia y mirar a la historia. No siempre será tan fácil volver a la primera, esa maravillosa costumbre coruñesa. Hoy debe nacer un Dépor diferente.

Al equipo coruñés le tocaba asumir desde el principio un partido en el alambre y a contrapelo. A la afición le enerva la temporada en sí y hoy tampoco apetecía ser convidado en fiesta ajena y en funeral propio. Las malas noticias para los coruñéses empezaron ya antes del calentamiento. Adrián se caía y le tocaba el turno a Borja Valle. El berciano se parece al asturiano hasta en su lenguaje gestual, pero, claro, no es lo mismo. Más difícil todavía. Pedro Mosquera también se quedaba en el banquillo.

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El Dépor cae ante el Barça y se va a Segunda

Los primeros minutos cumplieron el guión previsto. El Barcelona quería la pelota y al Dépor no le quedaba más remedio que acularse en su área. El pasillo había llegado antes del duelo y ahora, ya con la pelorta rodando, se prolongaba hasta el balcón del área. Poco a poco los hombres de Seedorf querían hacerse fuertes y parecían conseguirlo, aunque las estrellas culés llegaban muy sueltas a la zona de ataque. Cuando por fin empezaba el Dépor a respirar, llegó el primer zarpazo a través de la calidad de Coutinho, el mejor de los visitantes en la primera parte. Su toque sutil, imposible para Rubén, se iba a la red. 0-1. Una pala de tierra más ante la lápida blanquiazul.

Tras el golpe, a los blanquiazules no les quedó más remedio que espabilar. El tanto también alimentaba esa sensación de sesteo de los culés. El Dépor se abría, concedía, también tenía sus oportunidades. De hecho, aunque parezca mentira, perdonó durante ese periodo. Gol anulado a Lucas y remates fuera de Schär y Borja Valle en posiciones francas. Una pena. Rozaba el empate, llegó el 0-2. Luis Suárez aguantó en una contra y le buscó las costuras al sistema defensivo coruñés. Su bombita al segundo palo no la desaprovechó Messi ante un indefenso Rubén.

Pero el Dépor no falleció ahí. En dos minutos llegó el 1-2. El desmarque y el pase de Borja Valle hablan muy bien del berciano, que pueden ser altamente útil en Segunda. Lucas, por fin, marcaba en jugada. No se rendía el equipo, estiraba el brazo desde la tumba.

La tropa de Seedorf salió dispuesta a inclinar el terreno de juego tras el descanso. Y lo hizo, el problema es que fue menos de cinco minutos. Todos sus ataques morían en malos centros de Juanfran, una constante. El Barcelona empezaba a encontrar espacios y a sentirse cuestionado. Un verdadero problemón. En nada cogió la pelota y Messi tuvo dos oportunidades claras. El Dépor se salvaba de milagro. A cada minuto estaba más cerca de Segunda.

Pero aguantó el chaparrón y empezó a asomar la cabeza. Primero, con un pase de Çolak a Lucas, que no pudo con Ter Stegen. Muchos intentos eran despejes desde el área que buscaban convertirse en contras. Eran los primeros escarceos. Y, de repente, se hizo la luz. Todo nació de una gran acción de Krohn-Dehli, como muchos movimientos de mérito en este encuentro. Un poco tarde, pero fue el mejor duelo del danés en A Coruña. Borja Valle tiró el enésimo desmarque, se revolvió y se la puso en el segundo palo a Borges. La templaza de tico fue el mejor regalo para Emre Çolak. 2-2, el turco se señaló el escudo. A ver si refrenda el gesto jugando en Segunda.

El equipo coruñés se vio como Lázaro. Estaba regresando de entre los muertos y se dio el capricho de creer. Poco tenía que perder, a pesar de que el descenso le acechaba. Y estuvo cerca de librarse una vez más. Un cabezazo de Schär fue la oportunidad más clara en el medio de recuperaciones coruñesas en zonas sensibles y de muchas acometidas vanas, algunas morían de nuevo en los malos centros de Juanfran. Valverde hacía cambios para recuperar el centro del campo, el récord culé estaba en el aire. ¿Por qué no creer? Todo iba bien hasta que apareció de nuevo Lionel Messi, el de siempre.

Llegó el 2-3 en una jugada de billar y todo se derrumbó para Riazor, para el deportivismo. Prontó cayó el siguiente gol. 2-4. El Dépor lo intentaba por inercia, por orgullo, pero ya nada importaba. La amenaza de la Segunda llevaba tiempo avisando y ahora ya era una realidad. Quizás, con el equipo y su nivel futbolístico de los últimas semanas, el destino podría haber sido otro, pero se han hecho tantas cosas mal...

FICHA TÉCNICA (Deportivo-Barcelona, 2-4)DEPORTIVO:

Rubén; Juanfran, Schär, Albentosa, Luisinho; Mosquera, Guilherme (Muntari, min.83), Borges (Andone, min.86), Çolak; Borja (Cartabia, min.86) y Lucas Pérez.

BARCELONA: Ter Stegen, Semedo, Piqué, Umtiti, Alba; Busquets, Coutinho (Paulinho, min.74), Rakitic (Iniesta, min.87), Dembélé (Denis Suárez, min.68), Messi y Suárez.

GOLES: 0-1, min.7, Coutinho. 0-2, min.38, Messi. 1-2, min.40, Lucas. 2-2, min.64, Çolak. 2-3, min.82, Messi. 2-4, min.85, Messi.

ÁRBITRO: De Burgos Bengoetxea (C.Vasco). Amonestó con tarjeta amarilla a Schar (min.20) por parte del Deportivo. Y a Semedo (min.58) en el Barcelona.