Ni una sola derrota del Barça en sus últimos 40 partidos de Liga, una racha espectacular que a la fuerza debe romper esta noche el Deportivo si quiere retrasar una semana más su inevitable descenso. Ya está en Segunda de forma virtual y hoy caerá matemáticamente si no es capaz de derrotar al invicto líder. Más allá de la fecha exacta en la que se consumará definitivamente el desastre, el equipo coruñés tiene la obligación de competir, algo que no ha hecho durante buena parte de la temporada. Por orgullo, por dignidad y porque se lo debe a los miles y miles de deportivistas que en los últimos años se han acostumbrado a recibir solo decepciones, una detrás de otra.

El Barcelona llega a A Coruña lanzado tras arrollar al Sevilla en la final de la Copa del Rey. Viene con todo, dispuesto a redondear con el doblete una temporada que se torció con la sorprendente eliminación de la Champions. Le interesa cerrar cuanto antes el título de Liga, para lo cual le basta con empatar en Riazor. Al Deportivo, en cambio, un punto no le vale de nada, únicamente para morir sin hacer otro ridículo. Hay maneras diferentes de irse al pozo y no es lo mismo hacerlo por el camino de la combatividad, plantando cara a un rival de un nivel infinitamente superior, que bajando los brazos y dejándose arrastrar. El pasillo al Barça es antes, no durante.

Clarence Seedorf, empeñado en no perder su optimismo característico, presentará un once muy parecido al de las últimas jornadas para apurar sus escasas, remotísimas, posibilidades de salvación. Apenas un retoque con la entrada de Krohn-Dehli en lugar de Mosquera. Los demás serán los mismos que vienen jugando habitualmente, incluidos Adrián y Lucas, aunque el asturiano sigue entre algodones por sus molestias en un pie. Entró en la convocatoria, pero su concurso no está garantizado.

El Deportivo intentará repetir el partido valiente y efectivo que realizó la pasada temporada para volver a tumbar al Barça. Álex Bergantiños, despreciado por el Dépor para este curso y estandarte actual del Sporting de Gijón en su camino de regreso a Primera, marcó el gol del triunfo en aquel sorprendente 2-1, una de las contadas alegrías que se llevó la afición blanquiazul en los últimos años. Entre los atractivos del encuentro de esta noche está, sin duda, el de ver en acción por última vez a Andrés Iniesta sobre el césped de Riazor. Un histórico que se despide de la Liga, igual que el Deportivo de Primera.