El Deportivo tiene diez días para evitar escribir el renglón más torcido de su historia en Primera División. Con el descenso a Segunda ya consumado, los dos últimos duelos pueden interpretarse como un trámite más allá del hecho de despedirse con dignidad ante su afición. No es así. El grupo de Clarence Seedorf se juega algo más: no confirmarse como el peor equipo de la era moderna deportivista en Primera. Hasta ahora el listón estaba en los 35 puntos conseguidos tanto en la temporada 2012-13 con Oltra, Paciencia y Fernando Vázquez en el banquillo que acabó con el conjunto blanquiazul en la categoría de plata, como en la campaña 2014-15 que finalizó con la milagrosa salvación del Camp Nou. En una cayó y en otra se salvó, ahora nada evitará el descenso, aunque sí tiene la posibilidad de librarse de una deshonra más. En estos momentos, cuenta con 29 puntos y tiene dos partidos por delante ante rivales de la zona europea, el Villarreal y el Valencia. Necesita lograr un pleno, los seis en juego, para igualar ese listón mínimo y no colocarlo todavía más abajo.

Para encontrar un peor precedente en la historia del Dépor hay que escarbar y echar la vista atrás, hasta la temporada 64-65. El equipo coruñés, en plena era del conjunto ascensor, había regresado a Primera tras pasearse en Segunda y subir en un duelo en Riazor ante el Celta en el que Roque Olsen fue sacado a hombros. El verano del 64 parecía el inicio de una nueva era, pero al final aquella campaña solo logró 15 puntos en los 30 partidos de Liga que disputó, aunque hay que tener en cuenta que las victorias valían tan solo dos puntos. Si se extrapolan esos datos con triunfos que equivalen a tres (21), solo esa temporada logró menos puntos por partido que en la actual: 0,70.

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Cara y cruz en Abegondo

Sus contrincantes

La victoria del Barcelona en el estadio de Riazor supuso el descenso del Dépor y también un paréntesis en la mejor racha del equipo coruñés en Riazor durante toda la temporada. Afrontó ese duelo sin haber caído en casa desde el pasado 12 de febrero, día en el que se estrenó Seedorf en el banquillo. Un triunfo ante el Málaga y una retahíla de empates frente a Espanyol, Las Palmas, Eibar y Sevilla que le empujaron a abandonar la categoría, pero que ahora se convierten en parte en acicate para recuperar sensaciones y plantar cara al Villarreal. El equipo castellonense, habitual portador de buenas noticias en los últimos años para los coruñeses, no ha tenido encuentros cómodos en las últimas temporadas en Riazor, ya que empató en 2015 y 2017 y se llevó el triunfo en 2016 con un penalti polémico en el último minuto. El sábado llegará jugándose asegurar su participación en la próxima Europa League después de la goleada recibida en el Camp Nou. Necesita ganar para convertirse en inalcanzable para el Getafe o que el equipo azulón no logre la victoria ante el Atlético.

Más despejado parece el panorama para el Dépor en el último encuentro de Liga el domingo 20 al mediodía en Mestalla, ya que el equipo ché llega con la Champions asegurada y con la posibilidad remota de asaltar el tercer puesto que ocupa ahora mismo un Madrid con la mente puesta en Kiev. El problema para el conjunto coruñés es que el Valencia se ha hecho fuerte esta temporada en su feudo, donde solo ha caído ante los blancos, el Villarreal y el Getafe.

Dos partidos, dos oportunidades para empezar a levantarse de cara a la próxima temporada en Segunda División y que ofrecen también la posibilidad de acabar de una manera digna una campaña que ha hecho mucho daño a todos los niveles a la institución coruñesa.