Sin pena ni gloria, como el balance de su temporada, el Deportivo se despidió ayer de su afición cayendo ante el Villarreal en un partido intrascendente en el que tan solo puso interés a ratos. Perdió porque se lo mereció en un compromiso que parecía incómodo para muchos y que tan solo consiguió maquillar gracias a las ganas y el ímpetu de un Borja Valle que oposita a importante en Segunda.

No le había dado tiempo ni siquiera al Deportivo a meterse en el partido y ya se había llevado el primer sopapo. Apenas se había superado el primer minuto y el Villarreal ya estaba por delante gracias a un gol de Castillejo. El tanto fue un anticipo de lo que mostraría el conjunto de Seedorf durante todo el encuentro: pasividad, desidia y conformismo. Le hizo falta poco a los castellonenses para, en su primera jugada, llegar al área de Rubén con facilidad y poner cuesta abajo el partido. Se lo facilitó el Deportivo, a leguas de la intensidad que había mostrado en los compromisos más recientes para apurar sus maltrechas opciones de permanencia. Un cambio de orientación colocó a Castillejo ante la posibilidad de medirse a Luisinho, permisivo ante el quiebro de su rival y contemplativo después cuando el malagueño se sacó un zurdazo espléndido a la escuadra derecha de Rubén.

El gol sirvió para despertar a los jugadores deportivistas, que de repente parecieron recordar las palabras de su entrenador en la previa. Seedorf había advertido de la obligación de terminar de la mejor manera posible la temporada. También lo hizo el nuevo director deportivo, Carmelo del Pozo, quien subrayó la necesidad de dar una buena imagen en las dos últimas jornadas.

El cronómetro le otorgaba margen al Deportivo para enmendar su horrible comienzo y enseguida tuvo oportunidades para reengancharse al partido. Rozó el gol Borja Valle en un remate de cabeza a un palmo de la portería que no supo dirigir con potencia y que Asenjo terminó rechazando. También estuvo cerca Lucas Pérez después de un barullo en el área en el que logró sacar un disparo con la derecha que de nuevo salvó el portero del Villarreal con una buena intervención. Entremedias los castellonenses se fueron adueñando del encuentro sin demasiados alardes. Les bastó con aprovechar los boquetes que proporcionaban los desajustes de los deportivistas. La mayoría los facilitaba en el centro del campo un Guilherme especialmente desafortunado ayer. No estuvo acertado con la pelota ni tampoco con una actitud que le llevó incluso a encararse con la grada.

Los aficionados le recriminaron acciones como la del segundo tanto del Villarreal, en la que se desentendió por completo de la llegada de Trigueros al área para rematar un centro a la espalda de la defensa. El centrocampista del conjunto castellonense acertaría donde antes había fallado Borja Valle, de nuevo impreciso en un centro pasado de Luisinho al segundo palo de la portería de Asenjo.

El gol terminó de descomponer por completo a los deportivistas, que a falta de quince minutos para el descanso dimitieron de un partido al que habían comparecido de manera intermitente. La primera mitad, sin embargo, todavía les reservaría una cornada más.

Otra vez al Villarreal le bastaron un par de pases para desmontar las líneas deportivistas y asomarse con peligro a la portería de Rubén. Sería el último desplazamiento de Fornals el que desnudaría por completo a la defensa para dejar el tercero en bandeja a Castillejo. El malagueño aún tendría habilidad para esquivar a Rubén y ampliar la renta de los castellonenses antes del descanso.

Le quedaba al Deportivo toda la segunda mitad para tratar de maquillar una imagen muy pobre y lo primero que decidió Seedorf fue retirar del campo al intrascendente Guilherme para colocar a Bakkali y jugar con mayor amplitud. La fórmula no funcionó porque el equipo apenas encontró verticalidad para llegar con peligro al área rival.

El conjunto de Seedorf, sin embargo, descubriría un arma en la relajación que invadió al Villarreal gracias a su ventaja. Borja Valle conseguiría reducir distancias y a partir de ahí llegarían los mejores minutos de los blanquiazules. Emergió a partir de entonces la figura del jugador berciano, que más volcado hacia la banda derecha y con la colaboración de Juanfran intervendría en varias acciones de peligro. El segundo lo marcaría al filo del tiempo reglamentario, con margen para que los deportivistas pudieran amargarle la clasificación europea al Villarreal. Lo que llegó después, sin embargo, no fue la igualada para el equipo de Seedorf, sino la puntilla con el tanto de Cherysev. El tanto del ruso puso la lógica a un partido que apenas la tuvo. Porque el Deportivo pudo rascar algún punto sin merecerlo y acabó sepultado por un marcador que dice más de los pocos méritos expuestos en la que fue la despedida del equipo a la Primera División tras una temporada muy decepcionante y especialmente dolorosa.