Todavía con la decepción a flor de piel, Gustavo Munúa no aclaró el sábado después de que el Fabril quedase apeado de la fase de ascenso a Segunda División si seguirá al frente del filial la temporada que viene. El uruguayo resaltó que para él ha sido un "orgullo" tomar el testigo de Cristóbal Parralo, pero al mismo tiempo reconoció que no ha hablado con el club acerca de su futuro ni sobre el del segundo equipo blanquiazul.

Porque en el Fabril se avecina una reconstrucción igual de profunda que la se experimentará en la primera plantilla con el descenso. Al igual que Munúa, numerosos jugadores del filial acabarán su contrato el mes que viene después de un curso en el que se han superado todas las expectativas iniciales. El club deberá replantearse a partir de entonces su estrategia.

Este curso, después del ansiado ascenso desde Tercera, se buscó reforzar el equipo con jugadores experimentados en Segunda División B manteniendo la base de futbolistas que había dirigido el año anterior Cristóbal. Bajo esa premisa, se firmó a meritorios de la categoría mediante contratos cortos y el resultado fue excepcional desde el arranque de la competición.

El Fabril no se bajó de los puestos de cabeza y su formidable rendimiento le abrió las puertas del primer equipo a Cristóbal después de la destitución de Pepe Mel. El ascenso a Segunda, un objetivo lejano al comienzo de la temporada, era ya una posibilidad real cuando Gustavo Munúa aterrizó en el banquillo. Aunque los resultados se resintieron con el uruguayo, el equipo se mantuvo en la zona alta de la clasificación hasta rozar el campeonato. Se quedó a un gol fantasma y tuvo que disputar la fase de ascenso a pesar de que su acceso a Segunda estaba vetado por el descalabro del primer equipo.

Clausurado el curso tras caer eliminado ante el Extremadura, el filial iniciará un periodo de reconstrucción condicionado por su hermano mayor. Algunos jugadores deberán por contrato incorporarse a la primera plantilla (Edu Expósito o Francis), pero no parece que el nuevo director deportivo, Carmelo del Pozo, se apoye en el filial para conformar el grupo que afrontará el reto el curso que viene de regresar a la elite. El responsable de la secretaría técnica no ha ocultado que su preferencia es buscar futbolistas con experiencia en la categoría que aporten un plus de competitividad. El Fabril quedará así en una posición intermedia que el club deberá resolver, empezando por escoger un entrenador y aclarando la filosofía que impregnará el proyecto. Las alternativas son un filial como trampolín de la cantera o uno más parecido al de este curso con garantías en Segunda B.