Tanto en el discurso por escrito como en su comparecencia durante el Congreso Financiero celebrado entre el lunes y ayer en Madrid, el gobernador del Banco de España apeló a la urgencia entre las cajas que reciben ayudas públicas en su proceso de reestructuración para cuanto antes aliviar sus cuentas. "En este sentido todas las fusiones de cajas que ya están en marcha y todos los SIP deberán tener constituidos los bancos que funcionen como organismo central del mismo y deberán hacer público su consejo y su nuevo equipo ejecutivo antes de Navidades", reclamaba Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Un toque de atención que daba a entender la apuesta del supervisor porque todo el sector optara por bancarizar su actividad. No pocas entidades se quedaron con la boca abierta. ¿Una vuelta de tuerca más en las exigencias del Banco de España? No. El organismo matiza que el apuro para la formalización de una ficha bancaria se ceñía exclusivamente a las alianzas, de los SIP, pese a que Ordóñez lo dirigiera a "todas las fusiones".

Realmente, el recurso de acudir a un banco para apoyar el negocio es un requisito ineludible de los Sistemas Institucionales de Protección y una opción, entre otras, para que las fusiones convencionales o las cajas que de momento siguen en solitario puedan tener un modelo de funcionamiento que permita obtener más recursos y de mejor calidad. Pero hay otros. Como la apuesta de Caixanova y Caixa Galicia, de seguir siendo una entidad convencional y, aunque su plan económico no tiene en cuenta la aportación que sumarían las cuotas participativas, ahora con derechos políticos, la emisión no es descartable.

Lo que sí es indudable es que el discurso de Fernández Ordóñez estaba cargado de prisas para cerrar el mapa de las cajas. Porque los resultados del ejercicio pueden ser malos. Porque hay mucho trabajo interno para reducir la exposición al ladrillo, uno de los grandes riesgos del sector. Para acceder en mejores condiciones a los mercados mayoristas de financiación. El presidente de Caja Madrid salió ayer al paso de las advertencias, a las que también se apuntaron en las últimas semanas las cúpulas de muchos bancos. "Me alegro mucho de las recomendaciones de velocidad que nos hacen colegas del sector. Las entiendo y agradezco. No están pensando ni mucho menos en las cuotas de mercado, pero es indudable que son procesos muy complejos y que el sector los completará en poco menos de cuatro meses", señala Rodrigo Rato.

El ex ministro y ex director del FMI insiste en que la mayoría son "operaciones complejas, que requieren cierto tiempo". Por eso pide que se transmita confianza en el sector financiero, y especialmente entre las cajas, que conocen mejor que nadie sus problemas y los afrontan con "cambios históricos".