El 14 de julio de 2008, lunes, el consejo de administración de Martinsa Fadesa, tras cinco interminables horas de reunión, decide presentar el concurso de acreedores. Acababa de producirse la mayor suspensión de pagos de la historia de España. La compañía se declaraba insolvente con un pasivo de 7.200 millones de euros.

El 11 de marzo de 2011, viernes, 31 meses después —casi tres años—, el Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña aprueba el plan de la inmobiliaria para pagar sus 7.200 millones de deuda en un plazo de hasta 10 años. El juez acababa de rechazar las cuatro demandas que presentaron los acreedores que se oponían a que se aprobara el plan de pagos presentado por Caja Madrid, La Caixa, Banco Popular y Caixa Galicia, y que tenía el apoyo del 73,69% de las deudas con derecho a voto, muy por encima del 50% exigido legalmente.

La inmobiliaria se compromete a abonar su deuda íntegra (sin quitas), pero en un periodo de ocho años, que empezará a contar en 2012. El convenio incluye que la amortización en los tres primeros años (2012-2014) será de apenas de entre un 0,25% y un 0,50% del total del pasivo.

Además, contempla la posibilidad de que los bancos canjeen deuda por acciones en el caso de que la inmobiliaria no pague sus deudas en un plazo máximo de diez años (los ocho del convenio más dos ejercicios adicionales).

Los tres administradores concursales deberán ahora emitir un informe para determinar si hubo culpables de la insolvencia de la inmobiliaria o si por el contrario las razones de la suspensión de pagos fueron fortuitas.

Entre los acreedores que rechazaban el convenio figuraba el banco japonés Shinsei Bank, la entidad JER Valencia y un grupo de medio centenar de perjudicados de Arganda del Rey (Madrid), junto con el ayuntamiento de la localidad.

Como consecuencia de la sentencia, la inmobiliaria se suma a otras compañías del sector, como Habitat o Llanera, que también han logrado salir del concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos).

Desde ayer cesan todos los efectos de la declaración de concurso, lo que implica que los administradores concursales dejan de tener facultades sobre Martinsa Fadesa y sus cinco filiales.