La solvencia crediticia de Estados Unidos, la mayor potencia económica del mundo, sufrió ayer un duro golpe. La agencia Standard and Poor´s adoptó la histórica decisión de rebajar un peldaño la nota de la deuda americana. Hasta ahora EEUU ostentaba una calificación de AAA, la máxima de las notas posibles, y pasará a AA+ con perspectiva negativa. Es la primera vez en los últimos 70 años, desde que funcionan este tipo de agencias, que el país pierde la matrícula de honor para su deuda. El recorte, justificó la agencia de calificación, se produce por la tensión vivida en las últimas semanas entre demócratas y republicanos para aumentar el techo de gasto, una polémica que dejó al país al borde de tener que suspender pagos, y por la "improvisada política fiscal" del país. Analistas, economistas y políticos coincidieron en señalar que la degradación de la calificación de la deuda supondrá un jarro de agua fría tanto para la economía americana, aún iniciando una frágil recuperación, como para la mundial.

S&P ya hizo llegar a la Casa Blanca su informe sobre la deuda americana el pasado viernes. Los técnicos del Gobierno que dirige Barack Obama detectaron en el documento irregularidades en las proyecciones del déficit por valor de dos billones de dólares. La agencia admitió su error, pero aún así mantuvo su rebaja. El Tesoro estadounidense reprochó ayer este error a la agencia de calificación y aseguró que "un juicio errado por dos billones de dólares habla por sí solo". Ya el 18 de julio la agencia había puesto en vigilancia especial la calificación americana y advirtió de que había rebaja si los políticos no llegaban a un acuerdo sobre la deuda. La amenaza no fue tomada especialmente en serio.

Incluso, en su declaración Standard & Poor´s advirtió de que podría llegar a "rebajar la calificación a AA en los próximos dos años" ya que "la efectividad y estabilidad de los legisladores e instituciones políticas de EEUU se ha debilitado por los constantes desafíos fiscales y económicos". Republicanos y demócratas mantuvieron en las últimas semanas un constante tira y afloja en el Congreso para elevar el techo de la deuda. Finalmente se consiguió llegar a un acuerdo en el último suspiro, el martes 2 de agosto, el mismo día que el Tesoro había señalado en el calendario como la fecha en la que se quedaría sin fondos para poder hacer frente a sus obligaciones.

Muchos analistas americanos aseguraron que la decisión de la agencia de calificación refleja que el plan de consolidación fiscal acordado por el Congreso y la Administración de Barack Obama "se queda corto". Es decir, no parece suficiente para atajar a medio plazo el incremento que viene sufriendo la deuda del país. La nueva calificación de la deuda de EEUU sitúa al país a la altura de economías como Bélgica o Nueva Zelanda, y un escalón por debajo de potencias económicas como Reino Unido y Alemania. Los medios estadounidenses ya han alertado que podría tardar años en recuperar la calificación AAA, tal y como ocurrió en su día a Canadá o Australia.

El máximo responsable detrás de esta histórica decisión, David Beers de Standard & Poors, explico que el recorte se debe, en buena parte, al largo debate bipartidista en el Congreso sobre el aumento del techo de deuda que, señaló, "ha puesto de relieve la débil e improvisada política fiscal estadounidense". "Nos tomamos muy en serio nuestras responsabilidades, y si al final de nuestros análisis el comité concluye que una calificación no está donde creemos que debería estar, es nuestro deber tomar esa decisión", explicó Beers.

La rebaja de la calificación de la deuda de EEUU a AA+ por parte de Standard and Poors, la primera en la historia del país y que puede minar aún más la confianza de los inversores en esta economía, representa una dura bofetada a las autoridades en Washington. El anuncio a últimas horas de la tarde en Washington era ya esperado. Esta agencia de calificación de crédito ya había advertido el mes pasado que las posibilidades de una rebaja de la asignación AAA, la más alta posible, era de un 50% ante los problemas para alcanzar un acuerdo sobre el techo de la deuda en el Congreso.

Y a lo largo de la jornada el rumor de un descenso había cobrado cada vez más fuerza. La Casa Blanca del presidente Obama tendrá el triste honor de ser la primera Administración en la historia que ha visto una rebaja en la deuda del país. En su comunicado S&P lanza una crítica sin reservas contra las autoridades, tanto en el Congreso como en el número 1600 de la avenida Pensilvania: "la rebaja refleja nuestra visión de que la efectividad, estabilidad y previsibilidad de los legisladores e instituciones políticas de EEUU se han debilitado en un momento de desafíos fiscales y económicos a un grado mayor de lo que habíamos previsto cuando le asignamos una perspectiva negativa", señala.

La Casa Blanca puede alegar que se trata de la única agencia de calificación de riesgo que ha optado por este paso drástico. Tras el anuncio del acuerdo sobre el techo de la deuda a comienzos de esta semana, tanto Moody's como Fitch decidieron mantener la categoría AAA para Estados Unidos. Pero aunque sea sólo una, el daño psicológico y el efecto en los mercados es inevitable. La confianza de los inversores se podría ver perjudicada, en momentos en los que la situación económica atraviesa por un momento delicado, en el que resurgen los temores a una recaída en la recesión y el desempleo, aunque retrocedió una décima en julio según los datos oficiales divulgados ayer, se encuentra en el 9,1%, un nivel alto históricamente para el país. A la espera de la reacción de las Bolsas mañana, altos funcionarios gubernamentales expresaron su creencia de que los tipos de interés para la deuda estadounidense no subirán, dado que Moody's y Fitch aún mantienen la categoría más alta.

Pero la Casa Blanca sí tendrá que defender su gestión en momentos en los que los analistas se preguntan cuántas flechas le quedan aún en su carcaj para reactivar la economía.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hizo ayer un llamamiento al partido demócrata y republicano para colaborar juntos tras resolver el crítico debate sobre el incremento del límite de deuda. Así se expresó Obama en un discurso semanal grabado antes de darse a conocer la histórica degradación de la deuda soberana de Estados Unidos anunciado ayer por la agencia crediticia Standard & Poor's. Obama se limitó a pedir a ambos partidos que colaboren para "poner en orden" las finanzas de la nación, a través de la creación inmediata de "nuevos puestos de trabajo" que propicien el crecimiento de la economía.

"Tenemos que conseguir que la gente trabaje y crear un clima que permita a los negocios contratar a la gente, y donde los ingresos vuelvan a subir", declaró el presidente. "Tenemos que reconstruir la economía y el sentido de la seguridad que la clase media cree que lleva perdiendo desde hace años", agregó en el vídeo. De igual modo, Obama solicitó ampliar las exenciones fiscales a las clases medias y trabajadoras para "conseguir que millones de personas lleguen a fin de mes", aumente el número de clientes y deje a las empresas "en una mejor posición para contratar".

Para Obama, se trata de "pequeños pasos de sentido común", ideas que tanto demócratas como republicanos "han respaldado".