De la mano de los salarios y las dietas que los altos directivos en el sector financiero se embolsan y que tanto revuelo levantan ahora en el eterno proceso de reestructuración que viven las entidades de ahorro están las habitualmente elevadas contribuciones que bancos y cajas llevan a la hucha para los planes de pensiones de sus respectivas cúpulas. Los retiros dorados, a lo que se une, evidentemente, las posibles indemnizaciones en caso de que el contrato lo estipule o el finiquito al que, como cualquier otro trabajador, tiene derecho. Las diferencias están en ese caso en el salario sobre el que se aplica. Y en las grandes finanzas los sueldos tienen más bien poco de discretos. Desde 2004 y durante los ejercicios de bonanza hasta su fusión, las llamadas obligaciones contraídas en las cajas gallegas para los planes de pensiones de los directivos y primas de seguros de vida suman casi 8,5 millones de euros. En Caixa Galicia llegaron a los 6,876 millones de euros.

Los 582.000 euros que Caixa Galicia destinó a esta finalidad en 2004, según consta en los informes de gobierno corporativo, alcanzaron un año después los 708.000 euros. En 2006 el gasto se disparó hasta los 1,154 millones y por encima de los 1,5 millones en 2007. Los dos últimos años antes de la integración y en línea con la dura caída de resultados que experimentó la caja, las obligaciones descendieron hasta los 1,446 millones en 2008 y 1,461 millones en 2009.

Los planes para la jubilación de su alta dirección se llevaron en 2004 en Caixanova 644.000 euros. Unos 312.000 al ejercicio siguiente. 162.000 en 2006, 138.000 en 2007, 144.000 en 2008 y 130.000 en 2009.

Ya juntas, en el primer informe de gobierno corporativo conjunto, los planes de pensiones en 2010 sumaron 2,773 millones de euros. El capítulo de remuneraciones en lo más alto de la gestión se completó el pasado año con los 4,558 millones en salarios. Los sueldos en Caixa Galicia en todo este periodo ascendieron a 30,811 millones de euros y a 26,566 millones en Caixanova. 2007 y 2008 fueron los dos año con mayor retribución a los altos cargos. Unos 6,3 y 5,9 millones, respectivamente, alrededor del equipo que lideraba José Luis Méndez. En 2009 descendió hasta los 4,7 millones. En Caixanova, el año de sueldo más altos fue 2005, por encima de los 5,8 millones. En 2008 sumaron 4,7 millones y en 2009 cayeron hasta poco más de 4.

Los informes de gobierno corporativo de ambas entidades no recogen en ninguno de los seis años información sobre la existencia de "cláusulas de garantía o blindaje para casos de despido, renuncia o jubilación". La plantilla del documento -que sirve de base para todas las empresas que rinden cuentas ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores- deja espacio para indicar también si este tipo de contratos tienen que ser aprobados o no por los órganos de gestión. No hay respuesta.

Aprovechando la reunión que ayer tuvieron con Guillermo Brea, máximo responsable de la obra social de Novacaixagalicia, para analizar el futuro del departamento ante la situación en la que queda ahora tras la segregación y la valoración del FROB, los sindicatos quisieron saber qué tipo de privilegios mantiene José Luis Méndez, director general de Caixa Galicia hasta su jubilación en septiembre del pasado año, en calidad de presidente de una de las fundaciones que tiene la entidad. ¿Con chófer, secretaria y seguridad, como apuntan varias fuentes? "No me consta", se limitó a decir Guillermo Brea.

Uno de sus grandes proyectos

Una explicación que no satisface a los representantes sindicales. "A nosotros sí que nos consta, como nos cuentan algunos compañeros, que Méndez sigue utilizando el quinto piso de un edificio de la caja en A Coruña con vistas a la ría para sus comidas personales", asegura Clodomiro Montero de la CIG. El inmueble, la sede de la Fundación, es uno de los grandes proyectos de la era Méndez en la entidad.