Al contrario de lo que ocurrió con la reciente fusión de Caixa Galicia y Caixanova, que supuso un coste de personal de más de un millar de personas y el cierre de oficinas de ambas cajas, la compra del Banco Pastor por el Banco Popular no va a ser tan traumática. La reducción de plantilla, sobre todo fuera de Galicia, vendrá por prejubilaciones y bajas naturales. Eso fue lo que avanzaron ayer los presidentes de ambos bancos, Ángel Ron, por el Popular, y José María Arias, por el Pastor, en Madrid.

Unas horas antes, varios responsables del área de recursos humanos y relaciones laborales de ambas entidades explicaron, a través de una videoconferencia, a los sindicatos la oferta que había realizado el Popular. Eso sí, no les avanzaron muchos datos sobre cifras concretas de recorte de plantilla y de oficinas.

Los representantes de los trabajadores se creen, en principio, las palabras de los máximos responsables de las entidades, pero son conscientes de que habrá un recorte de plantilla, sobre todo en la comunidad gallega.

La unión de ambos bancos va a provocar que la nueva entidad resultante cuente con 16.480 empleados y 2.700 sucursales. "Nos dijeron que no pueden contestar, de momento, nada al respecto y que desde la dirección del Pastor van a pelear por que se mantengan los puestos de trabajo, pero tampoco se les escapa que en esta fusión puede haber pérdida de empleos", aseguró la secretaria de acción sindical de la CIG en el Banco Pastor, Gladis Afonso.

Javier Castro, secretario de Banca de FES-UGT, apuntó ayer que no ve "necesario" un recorte del número de trabajadores en el banco gallego y que los representantes del Pastor que hablaron con ellos "no entraron en detalles" sobre la adquisición del Banco Popular, que se hizo pública el pasado viernes.

También pidió el representante del sindicato UGT la constitución "lo antes posible" de una mesa de negociación sobre el asunto.

"Si el banco que absorbe, que es el Popular, tiene ya unos servicios centrales en Madrid, sería raro que mantenga la estructura del Pastor tal y como está en A Coruña", avisó la representante de la CIG, con la que coincidió la responsable de CCOO en el Pastor, Irene Murillo, que indicó que la preocupación es mayor en donde "hay más masa humana".

"Estamos muy preocupados y a la expectativa", reconoció Murillo, quien explicó que el mensaje por parte de los dos bancos es de "tranquilidad", pues la voluntad de las entidades es "que no haya medidas traumáticas".

Los equipos de ambas entidades comenzarán la semana que viene el análisis pormenorizado de la estructura del Banco Pastor y del Banco Popular, que determinará más adelante cómo se resuelven los solapamientos de oficinas que tengan y, por tanto, los cierres y el ajuste de plantilla en ambos bancos. En la rueda de prensa que ayer ofrecieron en Madrid los dos presidentes, Ron explicó que la intención de ambas entidades es alcanzar las sinergias "de forma gradual", "muy amistosa" y "sin generar ningún conflicto", como ya se adelantó a los sindicatos".

El presidente del Banco Popular aseguró que aún no hay una cifra de los empleos que desaparecerán con la absorción del Banco Pastor, pero prometió que los ajustes se harán por prejubilaciones y bajas naturales.

Además, la reducción de plantilla, que calculó que se hará durante los dos próximos ejercicios, "no va a causar traumas", destacó Ron.

También explicó que en este momento se está estudiando la redundancia de la red del Banco Pastor y la del Banco Popular, al tiempo que insistió en el compromiso con Galicia.

Por eso dejó entrever que no sería en esa comunidad autónoma donde se producirían los mayores cierres de oficina y recortes de empleos porque "en las sucursales que Pastor tenga fuera de allí es donde puede haber más duplicidades", finalizó.