Los bancos españoles experimentarían un déficit de capital de unos 22.000 millones de euros, aproximadamente el 2,2% del PIB español, en el caso de someterse a unas nuevas pruebas de estrés en las que se tuviera en cuenta una quita del 70% de la deuda griega y se elevara al 8% el umbral mínimo de capital básico necesario, según refleja un estudio elaborado por 'The Economist', que cifra en 150.000 millones las necesidades de recapitalización de las 90 mayores entidades europeas bajo estos supuestos.

Bajo este escenario, la banca española sería la segunda más necesitada, sólo superada por la alemana, cuyo déficit ascendería a 26.000 millones de euros, si no se tiene en cuenta a la propia Grecia, cuyos bancos requerirían casi 40.000 millones más como consecuencia de la merma aplicada al importe de la deuda pública helena.

En el caso de la banca española, estas necesidades de capital adicional procederían casi exclusivamente del aumento de la exigencia mínima de capital básico, ya que su exposición a deuda pública griega es mínima.

De hecho, sin tener en cuenta una quita en la deuda griega, tal como ocurrió en los test de estrés del pasado mes de julio, las necesidades de la banca alemana quedarían por debajo de las de la española, al bajar a unos 21.000 millones.

En este sentido, 'The Economist' señala que, bajo un escenario más benigno, en el que el 'core Tier 1' quedara fijado en el 7% y se aplicara un recorte del 70% a la deuda griega, las necesidades de los grandes bancos europeos se reducirían a 90.000 millones.

En este supuesto de menor tensión, los bancos españoles serían los que necesitarían un mayor aporte de capital (15.000 millones de euros), por delante de alemanes (11.000 millones) y franceses (unos 8.000 millones).

Entre las entidades europeas examinadas, 'The Economist' concluye que RBS y Deutsche Bank serían los bancos con mayores necesidades de capital en el supuesto de establecer un umbral mínimo del 8% aparte de recortar un 70% el valor de la deuda griega, mientras Bankia sería la entidad española con mayor déficit, ligeramente inferior a 6.000 millones.

En el caso de la entidad británica, controlada en un 81% por el Estado, el semanario destaca la potencial paradoja de que el Gobierno británico se viera obligado por una autoridad de la zona euro a inyectar más fondos en RBS, cuya exposición a deuda griega y del resto de la periferia de la eurozona es muy baja, a raíz de unos test de estrés diseñados preciosamente para apuntalar a la eurozona.

"A diferencia de los países de la zona euro que contarían con la opción de recapitalizar a sus bancos a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), Reino Unido tendría que asumir este coste por su propia cuenta", advierte 'The Economist'.