La crisis económica está provocando que cientos de empresas se hayan visto obligadas a presentar concurso de acreedores, antigua suspensión de pagos, para intentar superar sus dificultades económicas. La ley concursal, del año 2000, acaba de ser reformada esta misma semana con el fin de simplificar su procedimiento, favorecer las alternativas preconcursales, potenciando acuerdos de refinanciación, para evitar que las empresas entren en concurso, además de otorgar más protagonismo a los administradores concursales. El presidente del Consello Galego de Colegios de Economistas, Roberto Pereira, está ahora inmerso en la organización del V Encuentro en Galicia de Profesionales de Derecho Concursal que se celebrará en Vigo los próximos días 27 y 28 de noviembre. Será clausurado por el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, y participarán más de 200 profesionales.

-¿Qué lagunas y fallos se habían detectado en la ley concursal para que se sometiese ahora a una nueva reforma?

-No podemos olvidar que cuando se gestó esta primera ley en el año 2000 se hizo en un escenario diferente al que manejamos en estos momentos. No se habían producido apenas incidencias a nivel concursal y el espíritu de la ley era muy diferente al marco normativo que había hasta entonces. Lo que se pretendía era la viabilidad de las empresas tras la presentación de un concurso. A partir de ahí, todos los profesionales se dieron cuenta que había cosas que en la ley no estaban previstas porque lo que faltaba era la aplicación práctica y en esto la ley no era ágil. Si el objetivo era la viabilidad empresas, ésta no podría alcanzarse porque desde que la empresa presentaba concurso hasta que se tomaban medidas correctivas el tiempo que había pasado era excesivamente largo y ya no había posibilidad de aplicar las recetas que permitiesen la supervivencia de la empresa. El paciente entraba en la UVI en un estado irreversible.

-¿Ahora se va intentar simplificar los procesos?

-De alguna manera busca también el mismo objetivo, se pretende que el nombramiento de administradores establezca diferentes tamaños de concursos. Hasta ahora no se diferenciaba entre las empresas de menor y mayor tamaño. No olvidemos que un concurso grande, como por ejemplo el de Fadesa, llega a parar y a colapsar todo un juzgado.

-¿La reforma es fruto de la experiencia acumulada estos años?

-Sin duda. Hasta ahora había una falta de formación que con congresos como el que se hará en Vigo, seminarios y la experiencia adquirida se están subsanando.

-¿Cuántas empresas gallegas llegan al final de los procesos concursales y recuperan su actividad?

-Por debajo de un 15%, mientras que este porcentaje es mucho mayor en países como Alemania, Francia o Inglaterra. El 85% restante son concursos que no salen adelante.

-¿Por qué es tan elevado el porcentaje de la empresas que no superan los concursos?

-Porque no existe formación suficiente entre los empresarios para comprender que el concurso es obligatorio en unas determinadas circunstancias, que normalmente se deben a una falta de tesorería. La empresa debería entender que cuando se está en esa situación hay que presentar concurso de manera inmediata y esto no se está haciendo a pesar de la responsabilidad que recae sobre los administradores de la sociedad si no lo hacen.

-¿Una empresa que haya tenido que someterse a un proceso concursal queda marcada para las entidades financieras y sus clientes?

-Sí, en España conlleva una calificación bastante nefasta para las empresas concursadas y no se les ve bien. Esto no ocurre en otros países, en Alemania por ejemplo, donde empresas que a lo largo de su vida hayan presentado en cuatro o cinco ocasiones concursos no le supone ningún aspecto negativo, incluso todo lo contrario porque lo que está demostrando es que ha tenido un problema puntual a lo largo de su vida y pone en evidencia que su intención es seguir con actividad y mantener los puestos de trabajo. Aquí no se entiende que el concurso es una herramienta para superar determinadas dificultades provocadas por crisis en un sector o en una determinada empresa.

-La presentación de un concurso es obligatorio cuando la empresa no puede hacer frente a sus deudas, pero ¿se hace con el tiempo suficiente o se espera a última hora, cuando la situación ya está más deteriorada?

-Los responsables de las empresas, por lo general, esperan al último minuto. El que un concurso se presente anticipado presenta ciertas ventajas. La situación concursal debe formar parte del curriculum de la empresa sin que tenga connotaciones negativas

-¿Cómo se puede hacer un lavado de imagen de una empresa concursada?

-Con el trabajo de los profesionales. La reforma pretende cubrir ciertas lagunas que dificultaban la gestión adecuada del concurso. En el momento en el que lleguemos al convencimiento que el concurso es una herramienta que tiene que permitir por encima de todo la viabilidad económica de una empresa, esto haría cambiar la percepción de la sociedad sobre las sociedades que tengan que someterse a un proceso concursal.

-¿Se producen choques entre los administradores concursales y los responsables de las empresas afectadas?

-En el momento que el juez nombra unos administradores concursales, los responsables de la empresa pierden todos sus poderes y pasan a un segundo plano. Esto es el ser o no ser del concurso. La empresa tiene un problema y a partir de ese momento pasa a ser administrada por otras personas diferentes a los que tiene la compañía para tratar de impedir cualquier actuación ilícita.