De nuevo, como es habitual en él, la cita se celebró con la máxima discreción posible. Sin ecos públicos. Algo menos de medio centenar de empresarios, casi todos del sur de la comunidad, a los que José María Castellano convocó directamente o a través de los asesores que en estos círculos mueven las cuentas de los que están en disposición de invertir para poner sobre la mesa el proyecto que tiene entre manos. El presidente de Novagalicia Banco llevaba semanas detrás de una reunión como ésta -en el Club Financiero de Vigo, a pocos metros, por lo tanto, de la sede ejecutiva de la entidad- para insistir una vez más en la "importante" rentabilidad que ofrece la entidad de cara al futuro y su carácter estratégico para la economía autonómica.

"Vino a explicar qué está haciendo y qué está buscando", comentan varias fuentes. Y el ambicioso reto que supone. Ni los entre 500 y 600 millones de euros que ya la caja se marcó como objetivo para el capital privado, ni los 700 que el propio Castellano aspiraba a conseguir. El mínimo necesario para evitar que la nacionalización de Novagalicia desemboque en su venta irremediable al mejor postor asciende, según sus cuentas, a 800 millones de euros.

En esos niveles, como transcendió en el encuentro según varios empresarios presentes, el máximo responsable de la entidad dispondría de "margen" para frenar, al menos de momento, que la entidad gallega siga el camino abierto por Unnim, una de las fusiones catalanas que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) -con un 100% de las acciones- quiere colocar cuanto antes. En el caso de Novagalicia, la participación pública asciende al 93,16% tras la inyección de 2.465 millones de euros que necesitaba para cumplir con el decreto de solvencia del Ministerio de Economía.

El desembolso de esos 800 millones permitiría la adquisición al Estado de alrededor de un 30% de los títulos del banco -a un interés superior al 12%-, lo que, junto con el 6,8% que controla la futura fundación Novacaixagalicia, conformaría un núcleo de poder minoritario, pero en principio "suficiente" para convencer al Gobierno y al Banco de España de que el proyecto es viable. Que puede caminar por sí mismo y alejarse del fantasma de la subasta que establece la propia normativa del FROB para las entidades que están bajo su tutela.

En la cúpula de Novagalicia creen que así podrían negociar con el fondo la "prórroga" del calendario. Hay disponible, teóricamente, un año para liquidar la parte del FROB, y otro más a cambio de presentar un plan de ajuste que ayude a ganar eficiencia. El plazo al completo finalizaría a los cinco años con la entrega de la entidad en un concurso público. La estrategia de Castellano para aguantar "los tiempos" y que el resto de la inyección pública se sustituya con la entrada de inversores domésticos y la salida a Bolsa. Porque el FROB dejó muy claro desde el principio que al primer síntoma que detecte de que los planes no funcionan, la nacionalización se hará efectiva. A la comida acudió con su consejero delegado, César González-Bueno, y de Ramón Seoane, exdirectivo de Caixa Galicia y encargado tras la fusión de una dirección adjunta con Óscar Rodríguez Estrada (uno de los directivos que cobró una millonaria y polémica indemnización), destinada a vigilar el proceso de integración. Seoane es, según apuntan en el seno del banco, uno de los hombres cercanos ahora al presidente.

Ante los empresarios, Castellano insistió en que lleva semanas en contactos con inversores gallegos, otros asentados en México y "varias" sociedades de capital riesgo norteamericanas. Sin más detalles, ni concreción en las cifras que podrían existir a estas alturas del camino. A un mes de que se abra la puerta a la ejecución de los primeros desembolsos.

Hay compromisos, según insisten fuentes del entorno del exvicepresidente de Inditex, que deberían oficializarse en la primera quincena de diciembre. ¿Cantidades en firme? Una incógnita, que se enfrenta, además, a la saturación que hay ahora en el mercado, con los grandes bancos españoles obligados a ganar recursos para adaptarse a las reglas que acaba de marcar Bruselas como cortafuegos a la crisis griega. "Y ofrecen mucha rentabilidad y muchas garantías", recuerda un empresario que acudió al encuentro y que ha estado recibiendo ofertas estos días.

La lista de asistentes al encuentro se guarda con el mismo celo. Allí estuvo parte de la cúpula del propio Club Financiero y "varios" de los referentes de la economía de Pontevedra y algunos de Ourense. Castellano hizo hincapié en la importancia del proyecto "para Galicia", que tiene oportunidad de salir adelante "a medio plazo" y que también a "medio y largo plazo" será una inversión que merezca la pena.

Castellano y González-Bueno tienen otra cita de relevancia a la vuelta de la esquina, el lunes. Esta vez ante los medios de comunicación. Los máximos responsables de Novagalicia Banco hablarán por primera vez de la situación de la entidad y está previsto que desvelen el nuevo organigrama, confeccionado con la ayuda de la firma Boston Consulting Group.

El consejero delegado se había comprometido a hacerlo antes de diciembre. Lo único que ha transcendido es que habrá menos puestos de responsabilidad y una nueva división de áreas para facilitar la eficiencia del negocio.