La agencia de calificación Fitch anunció este viernes que aunque mantiene la máxima nota para Francia, la triple A, rebaja de estable a negativa su perspectiva por el previsible incremento de la deuda y los riesgos que hace pesar la crisis de la zona euro.

El cambio a perspectiva negativa significa que las posibilidades de que Francia pierda el "AAA" son "ligeramente superiores al 50 %" en un horizonte de dos años, y hay tres elementos que pueden desencadenar ese descalabro, indicó Fitch en un comunicado.

El primero es una intensificación de la crisis de la zona euro, el segundo el incumplimiento de los objetivos financieros que se ha fijado el Gobierno francés -sobre todo el de estabilización de la deuda pública- y un crecimiento económico más débil del esperado.

Fitch insistió en que "los compromisos de los líderes en la cumbre europea del 9 y el 10 de noviembre y del Banco Central Europeo (BCE) no son suficientes para poner un cortafuegos financiero plenamente creíble".

"En ausencia de una solución completa, la crisis de la eurozona persistirá y puede estar puntuada por episodios de severa volatilidad del mercado financiero", añadió.

Puso el acento en que Francia es, de los países que todavía conservan la triple A en la zona euro "el más expuesto a una mayor intensificación de la crisis" porque su déficit presupuestario es más elevado e igualmente su deuda.

De hecho, señaló que de acuerdo con sus proyecciones la deuda pública francesa llegará a un pico en torno al 92 % de su Producto Interior Bruto (PIB), un nivel "significativamente superior" a los otros Estados de la moneda única que ahora tienen la máxima calificación.

Es verdad, reconoció, que ese porcentaje no será superior al estimado para otros dos países que igualmente mantienen esa nota, Estados Unidos y el Reino Unido, pero en el caso de ambos, no corren el mismo riesgo de una intensificación de la situación en la eurozona.

Pero Fitch puso el acento en que se ha incrementado el riesgo de que la economía se comporte peor de lo esperado, con las consecuencias evidentes en el terreno fiscal.

Y aunque las autoridades francesas hayan adoptado medidas para hacer frente a esa eventualidad, haría falta "una calendario de reforma estructural más radical" para ofrecer mayor confianza.

El ministro francés de Economía, François Baroin, indicó tras conocerse el anuncio que Francia "toma nota" de la decisión de Fitch, y mantiene su "determinación al servicio del crecimiento, la competitividad, el empleo y la reducción del déficit público".

En ese comunicado se recordó además que el Gobierno ha adoptado medidas para reforzar la credibilidad del esfuerzo de consolidación presupuestaria, que se tradujeron en sendos planes de ajuste a finales de agosto y comienzos de noviembre.

"Francia presenta un nivel de compromisos entre los menos elevados de los países con triple A, en particular gracias a la reforma de pensiones de 2010", añadió el titular de Finanzas, insistiendo en que la política económica del Ejecutivo "se inscribe en un marco y un método a largo plazo".

La de este viernes de Fitch es la tercera advertencia a Francia de las tres grandes agencias de calificación de que van a rebajarle la nota, después de que Moody's iniciara el proceso en octubre y Standard and Poor's le siguiera en noviembre.