Europa aprobó in extremis, de madrugada y tras unas 13 horas de reunión, el segundo rescate a Grecia, por importe de 130.000 millones de euros en créditos baratos que evitarán, al menos de momento, la suspensión de pagos. Pero a cambio, Atenas cederá una parte muy importante de su soberanía. El ministro de Economía español, Luis de Guindos, indicó que España aportará aproximadamente el 12% del rescate, unos 15.000 millones de euros. Además, el Banco de España destinará otros 1.000 millones de euros al país heleno, al renunciar a los beneficios de los bonos griegos que tiene en cartera. En total, unos 16.000 millones de euros.

"Las condiciones impuestas para el rescate no son una razón para festejar", afirmó el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, pero incidió en que "la situación económica del país" no dejaba otra alternativa que no fuera una suspensión de pagos desordenada y con un elevado riesgo de efecto contagio en los mercados de deuda y en el sector financiero.

El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, explicó que el nuevo rescate incluye "una condicionalidad rigurosa y reforzada para asegurar un control efectivo del programa de ayuda, con una presencia permanente de las instituciones internacionales en Grecia, la creación de una cuenta bloqueada para satisfacer los pagos de la deuda y el compromiso firme de los dos grandes partidos griegos para cumplir el programa". "La economía griega", destacó, "no puede basarse en una función pública hipertrofiada financiada con deuda pública barata".

La traducción al ciudadano de estas palabras es que este segundo rescate se ingresará en una cuenta restringida de la que se pagarán los intereses de la deuda antes que las pensiones, la educación, la sanidad o el salario de los funcionarios. Además, habrá una comisión permanente en Atenas de la Comisión Europea (CE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE) para vigilar que se las condiciones impuestas.

La recesión en Grecia es tan profunda que los negociadores tardaron 13 horas en ponerse de acuerdo sobre unas cifras que consideran aproximadas porque nadie sabe cuánto va a tardar el país en recuperarse. De hecho, hasta los acreedores privados deberán arrimar el hombro más de lo previsto y condonarán el 53,5% de su capital.

El gobernador del Banco de España, Miguel Fernández Ordóñez, afirmó ayer que el ajuste de precios y salarios y el incremento de la productividad son el único camino a corto plazo para impulsar y recuperar la competitividad de la economía española. Fernández Ordóñez participó ayer en una jornada de homenaje al ex gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo.

En su intervención afirmó que la necesidad de reducir los elevados niveles de endeudamiento acumulados en España hace que incrementar la competitividad sea "fundamental" para recuperar la confianza y ver crecer el empleo. "La crisis sólo se superará con una revisión "profunda" de las políticas económicas nacionales, que permita adaptarlas al funcionamiento de una unión monetaria", añadió. Para Ordóñez, la falta de comprensión por parte de los Estados miembros de la UE "de lo que significa pertenecer a una unión monetaria" es una de las causas de la actual crisis, sin olvidar las debilidades que a su juicio existen en la estructura de la gobernanza europea. Preservar el proyecto de la unión monetaria y una mayor integración económica requerirá compartir "buena parte" de la soberanía en áreas sensibles como la política fiscal o las competencias sobre los sistemas bancarios.