El consejo de administración de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia, aprobó el 28 de marzo las cuentas del año 2011 pese a que la firma Deloitte había avisado hasta en dos ocasiones a miembros de la cúpula directiva de que los números no reflejaban la situación real de la entidad, según el testimonio de la citada compañía auditora. La primera versión de las cuentas de BFA-Bankia arrojaba unas pérdidas de 439 millones, mientras que la reformulación aprobada tras la dimisión de Rodrigo Rato como presidente y la nacionalización de la entidad elevó los números rojos hasta los 7.263 millones. Según reveló ayer el diario El Mundo, ya en octubre de 2011 Deloitte previno del descuadre contable a la Comisión de Auditoría, presidida por el exministro Ángel Acebes, hombre de confianza de Rato.

Investigación judicial

Las cuentas de BFA y de Bankia y la forma en que fueron aprobadas están ahora bajo la lupa del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, instructor de la querella que, presentada por UPyD, condujo a la imputación penal de Rodrigo Rato, expresidente del grupo financiero y exvicepresidente económico de los gobiernos del PP en la época de José María Aznar.

La denuncia de UPyD recoge cómo la dimisión de Rodrigo Rato, acontecida el 7 de mayo, se producía a renglón seguido de varias informaciones periodísticas que reflejaban cómo la auditora de BFA-Bankia, Deloitte, se había negado a dar su visto bueno a las cuentas de 2011, que pese a ello habían sido aprobadas por el consejo de administración el día 28 de marzo. Las cuentas daban a Bankia unas ganancias de 305 millones y para BFA, 439 millones de pérdidas. Cuando ya bajo la presidencia de José Ignacio Goirigolzarri se revisaron las cuentas, el saldo negativo se disparó a casi 3.000 millones en el caso de Bankia y por encima de los 7.200 en el de BFA.