El FROB, ligado al Ministerio de Economía y responsable de la reordenación del sector financiero, dio anteayer un paso inédito: enviar una nota informativa al mercado de valores con el propósito de desactivar la burbuja especulativa que en los días previos se había formado en la cotización bursátil de Bankia. Para evitar que un final abrupto de ese episodio atrapase a pequeños ahorradores, el FROB pinchó la burbuja advirtiendo de que los accionistas del banco nacionalizado tendrán que correr con parte del coste del saneamiento de la entidad, que recibirá en las próximas semanas el rescate financiero de Europa. La maniobra surtió efecto: los títulos de Bankia se desplomaron ayer casi el 20%, tras haberse disparado cerca del 60% en solo tres sesiones y de haber triplicado su valor virtual en menos de un mes.

Los movimientos en torno a los títulos de Bankia habían llamado la atención de inversores, autoridades y analistas. Nadie encontraba lógica la escalada alcista de una entidad quebrada y que recibirá más de 20.000 millones de dinero público. Tampoco se explicaba la evolución de Bankia por la reciente decisión de la CNMV de prohibir las posiciones bajistas (apuestas a corto plazo) para contener los daños de la tormenta financiera que arreció sobre España e Italia en julio.

El comportamiento de Bankia, como el de las acciones de Banco de Valencia, que siguieron una senda semejante, solo se explica, según lecturas de expertos, por la especulación pura y dura: movimientos de inversores de alto riesgo que calentaron el valor con compras masivas para disparar la cotización y vender con grandes plusvalías antes de que la burbuja se desinflara. La reacción en el mercado fue fulgurante: ayer se dispararon las ventas y la cotización de Bankia cayó el 19,83%, a 1,213 euros por título.