Septiembre no empezará con buen pie. Las precarias economías familiares deberán exprimirse un poco más a partir del próximo sábado, día 1, para asumir la subida del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) aprobada por el Gobierno a instancias de la Comisión Europea. Una subida que provocó serias discrepancias entre los departamentos de Hacienda, dirigido por Cristóbal Montoro, y Economía, comandado por Luis de Guindos, con la que se pretende compensar la continua caída de los ingresos en las arcas públicas y recaudar alrededor de 7.500 millones de euros. Las cifras correspondientes al balance económico del primer semestre del año no pueden ser más clarificadoras.

Los ingresos por el IVA hasta el pasado mes de junio habían descendido un 10% dentro de una caída generalizada de la recaudación tributaria del 1,4%. Un retroceso que se produjo a la vez que el gasto por la deuda se incrementaba un 32% y el déficit del Estado alcanzaba un 4,04%, superando las previsiones del objetivo de déficit para todo el año.

Pero una subida del IVA no garantiza necesariamente una mayor recaudación impositiva. Aquí es donde surgen la mayor parte de las dudas, puesto que este incremento va a tener lugar en un marco macroeconómico muy negativo, de recesión y elevado paro.

Antecedentes

La última Memoria de la Administración Tibutaria ya señalaba que la anterior subida del IVA aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero -pasó la tributación del tipo general del 16 al 18 % y la del reducido del 7 al 8 %- provocó un efecto de adelantamiento de sus compras sobre los consumidores al conocer la medida, pero después dejaron de comprar "violentamente". El informe cifra la caída del gasto posterior en un 9 %. De hecho, de los cerca de 5.000 millones adicionales que esperaba recaudar el Gobierno de Zapatero por cada punto de subida del IVA -unos 10.000 millones en total- se pasó a poco más de 2.000 millones, es decir, la quinta parte de lo esperado. Algunos modelos económicos estiman, de manera general, que por cada punto porcentual que se consigue aumentar la recaudación, la producción media se reduce en 0,52 puntos porcentuales y las horas trabajadas, en 0,75.

Algo que ya intuían en el PP cuando los socialistas aprobaron la subida del IVA hace dos años. Entonces, Zapatero y Salgado sufrieron una avalancha de críticas por parte de los dirigentes populares que ahora se han visto obligados a aprobar la misma medida. El actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que en 2010 era líder de la oposición, llegó a decir que la subida del IVA constituía "un sablazo de mal gobernante" y un "disparate". Es más, el actual ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, entonces coordinador de Economía del PP, declaró: "Si usted quiere que la economía española duplique su caída, suba el IVA".

Sobre la subida del impuesto que entrará en vigor el próximo sábado ya han saltado dos testigos de alerta que indican que ni siquiera se ha producido el "efecto adelantamiento" de compras que tuvo lugar en 2010. Dos sectores que se verían muy afectados por el incremento impositivo, como son los del automóvil y el de la moda, no han sufrido cambios en su tendencia. Según los datos de la asociación nacional de vendedores de automóviles, Ganvam, las ventas durante la primera quincena de agosto fueron, incluso, un 19,5 % inferiores a las del mismo periodo del año anterior, y algo parecido ha ocurrido también con el sector de la moda.

Estas alertas sirven de advertencia de lo que lo que se viene encima a partir del 1 de septiembre, en un contexto problemático y de recesión. Hay que tener en cuenta que a la anunciada reducción de la capacidad de compra de los consumidores como consecuencia de la propia subida del IVA, hay que sumar la reducción de las rentas a causa del desempleo -que afecta ya a la cuarta parte de la población activa española- y de las rebajas salariales tanto en la actividad privada como en la función pública, donde desaparecerá la próxima paga extraordinaria de Navidad.

Unos datos cuya importancia se puede calibrar pensando que el consumo privado aporta más del 50% del Producto Interior Bruto (PIB) por el lado de la demanda y es un motor que genera el crecimiento de la producción, del empleo y de la masa salarial.

El coste para las familias

Por el momento, el último informe de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) cifra en un 2% la caída del consumo interno prevista para este año. Y lo que es peor, del 2,6% para 2013. Unas cifras que todavía no reflejan el efecto que pueda tener el aumento del IVA. Un efecto que, por otra parte, será diferente según la comunidad autónoma en la que resida el consumidor. Los técnicos del ministerio de Hacienda de la asociación Gestha consideran que la subida de precios costará 437 euros anuales a cada familia española de media.

Para una pareja que no tenga hijos, el importe de más que tendrá que pagar será de 280 euros anuales; si tienen un hijo menor de 14 años, el gasto extra será 360 y si tienen dos, se elevará a 475. Una cifra que oscila también según el territorio, al intervenir otros factores como la renta per cápita, el coste de la vida o las diferencias de tamaño medio entre las propias familias.

Por otra parte, los primeros efectos de la subida los empezarán a notar los bolsillos de los consumidores por adelantado. La última directriz de la Agencia Tributaria señala que los servicios como la luz, el gas natural o el agua que se facturen a partir del próximo 1 de septiembre, aunque correspondan a consumos realizados con anterioridad a esa fecha, ya tributarán al 21%, es decir, tres puntos más. Una decisión polémica y que contradice al propio ministro de Industria, José Manuel Soria, que declaró la semana pasada que iba a vigilar para que las compañías suministradoras no intentaran aprovecharse de los nuevos tipos del IVA y cargarlos por servicios prestados con anterioridad al 1 de septiembre. Solamente en el recibo de la luz, esta subida impositiva representará 1,5 euros más mensuales.

Este coste extra no previsto coincidirá con uno de los peores meses del año para las ya precarias economías familiares, que se ven presionadas por el obligado gasto añadido del inicio del curso escolar -matrículas, libros, uniformes...-, que normalmente oscila entre los 300 y los 1.300 euros, al que habría que sumar también que a partir del día 1 de septiembre, en el caso del material escolar, el coste adicional que representa pasar a tributar en el tramo general del 21%.

Los ciudadanos aún están a tiempo de ahorrar unos euros si anticipan ciertos gastos antes de que el IVA se aplique a partir del 1 de septiembre.

Mientras que los alimentos básicos mantendrán el tipo superreducido, el ahorro sí será notorio si se adquieren ahora los artículos escolares (salvo los libros de texto), antes de que suban del 4% al 21%. También conviene adelantar la visita a la óptica y las reformas del hogar, pues el IVA se situará en el 10% en este tramo impositivo. Otro fuerte incremento (del 8% al 21%) se dará en el caso de los centros de estética, peluquerías o tratamientos cosméticos, por lo que adelantar estas inversiones redundará en un mayor alivio económico.

La subida del 21% por ir al cine, al teatro o salir de copas también invita a aprovechar lo que queda de mes, algo que también deberían hacer los que planeen viajar, puesto que el transporte, la restauración y el alojamiento experimentarán un alza del IVA del 8% al 10%