El Gobierno luso acabó por ceder ayer tras dos semanas sometido a una intensa presión social y política aceptó dar marcha atrás en su última propuesta de subir un 7% las cotizaciones de los trabajadores a la Seguridad Social y rebajar las que realizan las empresas. El Ejecutivo luso del primer ministro Pedro Passos Coelho admitió ayer en un comunicado estar dispuesto a estudiar "alternativas" a esta medida, fuertemente criticada por patronal, sindicatos, oposición y censurada con protestas en la calle "en el marco de la concertación social".

La decisión fue anunciada tras concluir la reunión del Consejo de Estado, órgano consultivo que el viernes por la noche fue convocado por el presidente luso, Aníbal Cavaco Silva, quien reclamaba escuchar la voz de la calle. El encuentro finalizó en la madrugada de ayer tras ocho horas de deliberaciones en las que miles de portugueses se concentraron en los alrededores del Palacio de Belén -sede de la reunión- para pedir la suspensión de las últimas medidas de austeridad anunciadas por el Ejecutivo. "Cavaco, escucha, el pueblo está en lucha" o "FMI fuera de aquí" fueron algunas de las consignas más coreadas por los manifestantes.

Passos Coelho había anunciado la subida fiscal el pasado día 7 con el objetivo de crear empleo, pero la propuesta no gustó ni a la patronal y provocó un enfrentamiento entre los dos partidos que sustentan el Gobierno conservador, el PSD y el CDS-PP que ayer quedó superado. El Consejo de Estado que últimamente sólo ha sido convocado por el presidente en situaciones de crisis, también incidió en la necesidad de "preservar la cohesión nacional" en un momento en que Portugal se encuentra intervenido por las instituciones internacionales.

El país vive bajo la asistencia financiera de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional desde mayo de 2011, que acordaron prestarle 78.000 millones de euros a lo largo de tres años para evitar la bancarrota, a cambio de un severo programa de ajustes y reformas aplicado a rajatabla por el Gobierno conservador luso que no ha logrado sus objetivos.