El Gobierno hizo todo lo posible por atraer a la gran banca como accionista de la Sociedad de Gestión de Activos de la Reestructuración Bancaria (Sareb), pero uno de esos grandes, el BBVA se negó definitivamente, según avanzó ayer Expansión, por la ausencia de garantías sobre la inversión a realizar. Al Gobierno y al Banco de España le falló una de las principales patas que pretendía dar a esta sociedad en la que esperaba que el Estado fuese accionista minoritario.

Pero a falta de la banca, las compañías aseguradoras han acudido a la llamada de la Dirección General de Seguros e invertirán al menos 250 millones en el banco malo (Sareb), entre aportaciones de firmas como Mapfre, Mutua Madrileña, AXA, Catalana Occidente y Pelayo y el apoyo del Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), que tiene carácter público.

Mapfre, la primera aseguradora española, confirmó hoy que destinará 50 millones de euros a Sareb, con lo que se une a Mutua Madrileña, que fue la primera compañía del sector en confirmar una inversión de 30 millones de euros. Catalana Occidente destinará 15 millones y Pelayo aportará 3, según ha comunicado oficialmente a la Dirección General de Seguros (DGS). La francesa AXA también ha anunciado su decisión de invertir, con lo que se convierte en la primera compañía de capital extranjero en apoyarlo.

La participación más importante del sector asegurador provendrá de una empresa pública, el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), que según fuentes del sector podría invertir 150 millones de euros. Caser y Aviva estudian también participar.

El banco malo se constituyó el viernes como una sociedad anónima que de momento tiene al Estado como único accionista, aunque en los próximos días dará entrada a inversores privados (entre los que también está confirmado el Santander) y que empezará a asumir activos de Bankia, CatalunyaBanc, Novagalicia y Banco de Valencia antes de que acabe el año. Para que esto sea posible, se ha creado una sociedad promotora con un capital social de 60.000 euros, que se ampliará para dar entrada a los socios privados y para empezar a comprar los activos problemáticos.