Es doctor en Economía, licenciado en Derecho, profesor en la Universidad de Pensilvania y miembro de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y habla tan claro que impresiona a sus interlocutores.

-En su última conferencia en Madrid, algunos de los asistentes salieron con la impresión de que en España todo está mal. ¿Nada ni nadie se salvan?

-No era mi intención transmitir esa idea. España tiene muchas fortalezas, empezando por un sector empresarial avanzado y competitivo (Inditex, Santander, Telefónica...) y una clara integración internacional. España ha sufrido un deterioro institucional muy grave en la última década y la selección de élites ha sido nefasta.

-Acusó a los gobiernos, al socialista y al actual del PP, de hacer solo cambios cosméticos. Sin embargo, los españoles están sufriendo profundamente.

-Efectivamente, se están confundiendo recortes con reformas. Son dos cosas muy distintas. Recortar sin reformar genera mucho malestar social sin que sea fructífero a medio plazo, más allá de ayudar a que el Estado tenga unas cuentas públicas algo más saneadas. Hay que pedir esfuerzos, pero estos tienen que tener un sentido y un objetivo claros. Ni este Gobierno ni el anterior han tenido el coraje de ver que las cosas se tienen que empezar a hacer de una manera muy distinta.

-Se bajan los sueldos, suben los precios y los impuestos, hay recortes en el bienestar social... ¿España va a ser un país muy pobre cuando acabe la crisis?

-En 2008 nos comíamos en España como un 10% más de lo que producíamos; ese 10% era el crédito que nos daba el resto del mundo. Ahora no sólo no nos dan ese 10% sino que tenemos que devolver el aproximadamente 90% de deuda externa neta que acumulamos. Eso supone que, nos guste o no, todos tenemos que consumir menos y ahorrar más. No somos más pobres, la realidad ha llamado a la puerta.

-Según su teoría, todo es un fracaso. Imagine que le piden participar en el Gobierno. ¿Por dónde empezaría?

-Lo más importante es la reforma educativa. Los niños españoles tienen que aprender dos cosas: matemáticas e inglés. Todo lo demás es secundario. Las matemáticas, porque son el instrumento básico en un mundo que cada vez premia más la capacidad analítica. Un estudiante con la cabeza bien ordenada gracias a las matemáticas puede aprender cualquier cosa bien rápido. El inglés, porque nos guste o no, es la lengua dominante del mundo y casi todo lo importante en este planeta se escribe en ese idioma. La Educación para la Ciudadanía, o las discusiones sobre si se da Religión, o si la lengua vehicular es una u otra son distracciones infantiles.

-Con los mimbres que hay, ¿a qué se tiene que dedicar España en el futuro?

-España es un excelente sitio para los servicios a empresas: buen clima, buena situación geográfica, un idioma importante a nivel mundial. Es un área donde se podrían crear millones de empleos bien remunerados. Pero los servicios sólo funcionan con un alto nivel de capital humano y de profesionalización. No sólo tenemos mal capital humano, sino que no se aprecia el profesionalismo. Y eso no es culpa de los políticos: cualquiera que haya comparado cómo se hacen las cosas en España y en otros países llega a la triste conclusión de que no sólo somos bastante chapuzas, sino que existe una cultura de no aceptar responsabilidades.

-Otro problema son esas personas que se han quedado en el paro con 45 y 50 años, que difícilmente van a encontrar otro trabajo.

-Sí, es un problema de primera magnitud, es muy difícil reciclarles. Pero al final del día, la mejor herramienta es de nuevo recuperar el crecimiento económico. Cuando un país crece se crean muchos empleos, incluso para la gente de más edad y se recauda lo suficiente para mantener una red de ayuda social que hoy no nos podemos permitir.

-Se ha modificado el sistema de pensiones, pero se extiende el temor de que los que ahora tienen más de 40 años van a ser mayores pobres, algunos muy pobres. ¿Se le ocurre alguna solución?

-En el corto y medio plazo, poco más que asumir que habrá que continuar subiendo la edad de jubilación y reduciendo la tasa de reemplazo de la pensión sobre el salario. La demografía es muy tozuda, y en España, muy negativa. Muchas veces se argumenta que existe mucha incertidumbre hacia el futuro y que la demografía cambia más de lo previsto, como ocurrió en España con el boom de la inmigración. Este argumento es una falacia.

-¿Por qué?

-Porque el boom de la inmigración no mejoró en especial la situación a largo plazo del sistema. Sí, los inmigrantes cotizan hoy, pero hay que pagarles la pensión mañana. Las cosas pueden ir mejor de lo previsto, pero también pueden ir mucho peor, y hay que tener cuidado.

-España reduce sus salarios. ¿Competiremos con los países emergentes? ¿Es así como se gana competitividad?

-Buena parte del ajuste es volver a la realidad. España ya está en superávit de cuenta corriente desde hace varios meses. No creo que tengamos un problema de competitividad particularmente grave, aunque podríamos estar haciéndolo mejor.

-La reforma del sistema financiero está impidiendo que fluya el crédito. ¿Por qué?

-Ha sido desesperadamente lenta y va a salir mucho más cara de lo necesario, pero es un barco que ya ha salido de puerto. La reforma se tuvo que haber efectuado en 2009, no en 2012. Además, hay que diseñarla con el mínimo coste posible para el contribuyente. La venta del Banco de Valencia, por ejemplo, es algo muy misterioso que no he conseguido que nadie me explique. La clave es liquidar todos aquellos bancos que no sean sistémicos, no fusionarlos como hicimos nosotros.

-Demanda un Banco de España independiente, cuando aquí se está peleando por acelerar la unión bancaria y fiscal en Europa. ¿Qué papel jugará cada uno?

-España necesita un gobernador independiente para ganar credibilidad en Europa y poder jugar un buen papel en esa unión.

-¿Es posible esa unidad bancaria y fiscal en Europa?

-Es difícil. A la gente no le molesta en exceso transferir renta de Madrid a Badajoz, pero sí de Madrid a Sicilia. Lo mismo les pasa a los alemanes o a los holandeses. Y esto es un obstáculo para que este invento funcione en el largo plazo.

-Merkel no goza de mucha simpatía en el sur de Europa. ¿Tiene ella culpa de lo que sufren España, Italia y Grecia? ¿Debería hacer alguna concesión?

-No, la culpa la tenemos nosotros. Acumulamos un 90% de deuda externa; en 2008 negamos la crisis y luego pensamos que se podía salir de ella a golpe de gasto público; nombramos a Rodrigo Rato presidente de Bankia pese a que carecía de experiencia en banca; pensamos que las cajas de ahorros eran cortijos para colocar a los amigos... Y no hablo sólo del PSOE o el PP, porque IU participó en el chiringuito, por mucho que ahora vaya de mártir y de defensor del pueblo -el que tenga duda que ponga 'Moral Santín Caja Madrid' en Google-. Nosotros nunca pedimos a los políticos tener una CNMV independiente y creamos un sistema de comunidades autónomas con incentivos perversos. Alemania ha permitido que el BCE nos haya refinanciado cientos de miles de millones de euros. Podría haber gestionado esta crisis mejor, pero echarle las culpas de lo que nos pasa es más propio de Bart Simpson que de un adulto.

-La inflexibilidad de Merkel ¿no tiene mucho que ver con las elecciones en Alemania?

-El votante de Baviera se pregunta, con razón, por qué tiene que pagar el pato de unos españoles que se han dado una fiesta mientras él ahorraba y se sacrificaba. Además, piensa: 'Si a estos les doy un euro más, ya verás en qué se lo gastan'. Y, tristemente, algo de razón tiene. Pero sí, después de las elecciones, Merkel tendrá más margen de maniobra.

-Hay quien piensa que el resto de Europa ayudó en varias ocasiones a Alemania y que fue la principal beneficiada del euro, de los tipos de interés bajos?

-¡En Alemania piensan al revés! ¡Que ellos hubieran estado mejor sin euro! Y los tipos de interés bajos es un problema mundial, no de Alemania, el euro o el BCE.

-A usted tampoco le gusta la estructura institucional de España y denuncia que lo único que importa en los partidos políticos y las organizaciones es la lealtad a los jefes. Eso ocurre en todas partes, ¿no?

-En todos los sitios hay problemas, pero una cosa es que la presidenta de la SEC sea amiga de los demócratas y otra es colocar a Elvira Rodríguez, que carece de la capacidad profesional o independencia al frente de la CNMV para pagarle los servicios prestados y que esté calladita durante los próximos cuatro años. En Reino Unido acaban de nombrar a un canadiense gobernador del Banco de Inglaterra. ¿Se imagina que ocurriera algo así aquí? ¿Alguien le conoce algún mérito a Ana Botella para ser alcaldesa de Madrid excepto el sacramento del santo matrimonio con un expresidente del Gobierno? Y no es por enseñarme con el PP. Nombres como el de la socialista Bibiana Aído serán difíciles de emular en la historia del despropósito. En España nos hemos pasado de la raya muchos metros.

-¿Le gusta más el modelo norteamericano?

-No creo haber dicho eso nunca. Hay cosas de EEUU que están muy bien y otras que están muy mal. En EEUU la Universidad funciona, en general, fenomenal. La Educación Primaria y Secundaria es un desastre. La gestión municipal en ciertas ciudades es eficiente y apolítica. La de Filadelfia es un desastre, ineficiente, politizada y corrupta. Defiendo copiar aquellas cosas que funcionan bien. Cuando la restauración Meiji en el Japón del siglo XIX, los japoneses hicieron el esfuerzo de identificar el mejor ejemplo de cada institución en Europa para copiarlo.

-¿Cree que España saldrá de la crisis en 2014?

-Depende de cómo definamos salir de la crisis. Probablemente, el PIB deje de caer y de destruirse empleo. Pero no habrá una recuperación fuerte. Espero, sinceramente, estar equivocado.

-¿Cómo ve el futuro de España?

-Mal. Veo más bien una decadencia lenta pero implacable que nos aleje de los países más avanzados y obligue a nuestra juventud a emigrar.

-El Estado del bienestar de los países europeos no existe en otros lugares, pero algunas voces afirman que se quiere abandonar para avanzar hacia el modelo americano. ¿Lo cree?

-No. Suecia es probablemente un mejor modelo para España: un país pequeño, bien integrado en la economía mundial, muy próspero y con un Estado del bienestar bien diseñado. El año pasado organicé una conferencia en Madrid sobre reformas presupuestarias en España. Invité a un economista sueco, no a un americano.