Pescanova recuperó el pulso al tercer día en la Bolsa. Tras acumular una caída superior al 60% entre el lunes y el martes, la de ayer fue una jornada de relativa euforia. Las acciones de la multinacional viguesa se revalorizaron casi un 30% (29,68%), y cerró la sesión a 8,17 euros el título. Fue, con mucha diferencia, la compañía que mejor comportamiento tuvo en el Ibex-35. Pero el caso es que la firma sigue teniendo un valor bursátil muy inferior al que arrojaba antes de la solicitud, el pasado viernes, del preconcurso de acreedores. Entonces su capitalización era de 500 millones, que se convirtieron en 200 el lunes. Ayer recuperó casi 35 millones de su valor en Bolsa, y los analistas dan por hecho que el valor subirá a expensas de que Pescanova logre refinanciar con éxito su deuda con la banca y los acreedores comerciales.

A Demetrio Carceller, segundo accionista de Pescanova (con el Grupo Damm) no le gusta el silencio de la empresa. Por eso ha solicitado por escrito la convocatoria de un consejo de administración extraordinario, que la firma amagó con convocar para esta semana pero que no se ha materializado.

La contratación de Houlihan de hecho se hizo sin someterla a votación del máximo órgano ejecutivo. Un ente que se encuentra dividido y en el que Carceller y Luxempart no quisieron poner su firma para aprobar las cuentas de 2012. En caso de haber salido adelante, la auditora de la empresa (BDO) habría incluido alguna salvedad o advertencia en su informe anual.