"Las cosas se resuelven así, con buen humor", comentaba Juan Carlos Escotet, amplia sonrisa de por medio, antes de mostrar en el desaparecido programa Buenas noches del canal Globovisión el tono de su teléfono móvil, con el enésimo mensaje que Hugo Chávez le había dedicado a través de otro de los shows televisivos en la Venezuela de entonces, en 2008, su Aló Presidente. "Escotet, se te va a pudrir esa plata -sonaba-. Suelta esa plata, desembucha". La disputa mediática entre ambos fue una constante durante los años del presidente fallecido en el poder. La real, de puertas para dentro, tenía mucha menos intensidad, sobre todo tras la salida de Escotet de las riendas de la patronal bancaria del país. Así que ese buen humor es, probablemente, junto con la prudencia y la constancia, las tres habilidades que explican la meteórica trayectoria de un hombre hecho a sí mismo, muy respetado entre la alta sociedad de Caracas y capaz de levantar una fortuna, la tercera del país, según Forbes -con 1.400 millones de dólares-, en un territorio donde la economía se dicta desde palacio a golpe de decreto.

De padre leonés y madre asturianas, Juan Carlos Escotet nació en Madrid en 1959 de casualidad, con los dos ya emigrados en Venezuela. Sus vínculos con el otro lado del charco se mantienen, más allá de la compra hace justo un año del banco coruñés Etcheverría y el refuerzo que supuso la adquisición también a Novagalicia de una parte de la red exterior, precisamente en las dos comunidades en las que están sus orígenes. De hecho, la sede de todo el holding financiero que compone Banesco está aquí, en Madrid, a la sociedad donde revierten los beneficios y desde la que, a través de la entidad de Betanzos, se articuló la oferta ganadora por la nacionalizada gallega.

Banesco es el primer grupo financiero privado de Venezuela. El tercero por negocio, en una clasificación que encabezan dos entidades en manos del Gobierno de Nicolás Maduro, fruto de una historia constante de fusiones. Catorce en sus quince años de vida, gracias al salto que Escotet dio en 1992 con la inversión de los nutridos beneficios de su agencia de valores. El 80% del holding es suyo. Un porcentaje del que, por cierto, no le gusta hablar demasiado, como ejemplo de otro de los rasgos de su personalidad, la discreción.

Y ese conglomerado financiero tiene pies actualmente en EEUU, Puerto Rico, Panamá, República Dominicana, Brasil, Colombia y España. Su patrimonio alcanza al cierre de octubre los 1.700 millones de euros, con 26.600 millones en total de activos -el equivalente a lo que en teoría tendría que quedarse Novagalicia con todo el recorte impuesto por Bruselas-, 23.300 millones en depósitos y 14.200 millones de euros en cartera crediticia. En el caso del mercado venezolano, su fuerte, con una diversificación entre sectores marcada directamente por el Ejecutivo de Maduro.

Las dimensiones pueden empañar el resultado que se espera de un grupo de estas características, con siete millones de clientes y 621 oficinas con 14.000 trabajadores. Pero es que la rentabilidad de Banesco está muy por encima de la media en España. Tanto sobre los activos, la llamada ROA -un 5,08%, frente al 0,34% en el sistema financiero nacional-, como el ROE, en función de los recursos propios, que se dispara al 63,7%, cuando aquí el sector ronda el 2,5%. Lo que explica que su beneficio entre enero y octubre ascienda a 1.400 millones de dólares, unos 1.000 millones de euros.

"Cualquiera que tenga sentido común estará mirando a España como lo estamos haciendo los iberoamericanos. España está de moda para cualquier inversor. No solo es Iberoamérica quien mira y apuesta por el futuro de este país, también lo hacen los fondos de inversión", aseguraba hace un par de meses Escotet, muy defensor de la recuperación de la economía. Casado, con tres hijos y ocho nietos, la sangre española le va en la pasión futbolística. Forofo del Real Madrid, lo que no quita que disfrute de las victorias del Atlético desde la ventana de su casa madrileña, frente a la fuente de Neptuno. "Es difícil verlo fuera de sus casillas", comentaban en su entorno durante una visita reciente que Banesco organizó con medios de comunicación para mostrar las tripas de su grupo financiero. Entonces lo tenía claro. "Vamos a ganar", defendía, con rotundidad, tras confirmar que presentarían una oferta "competitiva" por Novagalicia y la tranquilidad de que triunfarían "sí o sí", porque la venta de la nacionalizada a otro banco desembocaría en un importante ajuste de red y clientela que Banesco estaba dispuesto a aprovechar.

Su físico evidencia que Juan Carlos Escotet se cuida. Deportes acuáticos y corre. Aunque lo de correr parece el hilo argumental de su vida y de su profesión. Marido joven -desde la facultad, con María Isabel- padre joven y banquero joven. El niño de la banca, le llamaban en los noventa, cuando con solo 30 años iniciaba un sueño que ahora hace aún más grande.