Que muy pocas empresas se lleven prácticamente todo el pastel de la distribución de gasolinas y gasóleo no es un problema exclusivo de la comunidad gallega. La "elevada concentración" del sector, como destaca el Consello Galego da Competencia en el informe que acaba de entregar la Xunta al organismo de competencia estatal, supone un rasgo "común" a todo el territorio español, tanto en aprovisionamiento y logística, como en las ventas minoristas. Y eso impulsa los "elevados precios" que padece el consumidor, "pese a que seamos uno de los países con menos impuestos sobre los combustibles". Pero en Galicia existen además "peculiaridades" que "podrían explicar" un encarecimiento superior a la media nacional a la hora de llenar el depósito del coche. Constante en el tiempo y que en estos momentos ronda hasta un 3% para el gasóleo de automoción. ¿Cuáles? Que la presencia de las grandes marcas, las que también se mueven en los precios más altos, sea aquí mayor a la que disponen en el resto del Estado, sin que la ubicación en A Coruña de una de las nueve refinerías del país y otra más muy cercana en Matosinhos, al norte de Portugal, sirva de efecto amortiguador -por el ahorro de costes en el traslado- en lo que pagamos. Ese grupo de firmas de referencia en la actividad maneja una cuota en Galicia de alrededor del 75%, que en algunas provincias roza incluso el 80%.

Las compañías con capacidad de refino lideran la clasificación de las tarifas más caras, según Competencia. Son Repsol, Cepsa, BP y Galp. Entre las cuatro suman un 71,2% del total de 666 estaciones de servicio operativas en la comunidad gallega. Por sí solo, entre las que explota con bandera propia o a través de Campsa y Petronor, el grupo Repsol tiene entre manos el 44,4%. Luego están el resto de empresas mayoristas. Como Shell, que en Galicia cuenta con un 4,4% de la cuota de mercado. Las estaciones de marca blanca apenas pasan del 15%, cuando en el conjunto del país llegan al 18%; mientras que el 9% restante es para otras instalaciones independientes. Aquellas "que operan con precios más reducidos" son minoría.

En A Coruña, el grado de penetración de Repsol ronda también el 50%, mientras que los establecimientos low cost representan únicamente el 14,8%. De los porcentajes más bajos del Estado. En Pontevedra se sitúan en el 13,4%; en el 21% en Ourense y en el 15,3% en Lugo.

"La situación es aún más grave si nos fijamos en el número de gasolineras en hipermercados, que son las que venden carburantes a precios más bajos", apunta Competencia. En España son el 2,9% del total. En Lugo, el 2,3%; en Pontevedra y A Coruña bajan al 1,6%; y solo el 1% en la provincia ourensana. El organismo recuerda que Cataluña, una de las zonas más baratas para repostar, "experimentó un gran crecimiento" en gasolineras en hipermercados y grandes superficies comerciales. Como ejemplo de la influencia de la competencia, Competencia revela que Repsol ofrece tarifas más bajas dentro de una misma ciudad -ocurre en Santiago y A Coruña- en aquellas estaciones más cercanas a una gasolinera low cost.

Pese a la enorme importancia del antiguo céntimo sanitario en el precio final de venta, Competencia solo se refiere a él en la comparativa con Cataluña, que también grava con su impuesto autonómico a los carburantes. Ya antes de carga fiscal, en el caso del gasóleo, Galicia aguanta precios mucho más altos que la media. Pero solo la subida decretada por la Xunta en la tasa permite entender que la comunidad sea la única en la que este año los precios sean más caros, alrededor del 1%, que el pasado 2013.