El presidente de los empresarios gallegos, el vigués José Manuel Fernández Alvariño, rompió ayer su silencio sobre el conflicto que le enfrenta con su antecesor, Antonio Fontenla, al revelar que el también presidente de la Confederación de Empresarios de A Coruña dejó un desfase en las cuentas de la patronal gallega de entre 700.000 y 800.000 euros cuando abandonó la Presidencia, tras un mandato de doce años.

Alvariño detalló que su equipo tuvo que reformular la contabilidad que había dejado Fontenla y realizar correcciones de unos 800.000 euros que llevaron a aflorar números rojos en unas cuentas que "parecía que eran positivas y son negativas", según explicó en una entrevista concedida a la Radio Galega.

El conflicto entre el anterior presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) y el actual se debe a la gestión de las Plataformas Empresariales en el Exterior de Galicia (Pexga). La Xunta firmó en 2010 un convenio con la patronal para cederle la gestión de estos centros de apoyo a firmas exportadoras con un presupuesto de 13 millones para cuatro años. La Xunta, según detalló el conselleiro de Economía e Industria en una entrevista a LA OPINIÓN A CORUÑA, apreció gastos que no se acogían a lo previsto en el convenio por valor de 200.000 euros sólo en el ejercicio 2011, aunque no reveló los de 2012, todavía pendientes de revisión.

Fontenla rechaza ese supuesto despilfarro y ya durante su mandato ordenó recurrir la reclamación de la Xunta por vía administrativa, pero no ganó. Su pretensión, una vez que Alvariño le sucedió, era continuar con los recursos en los tribunales, pero la ejecutiva de la patronal gallega lo descartó y decidió asumir como bueno el criterio de la Xunta y corregir las cuentas, algo que Fontenla discutió sucesivamente en los órganos de gobierno de la CEG.

El montante sin embargo es, según las declaraciones de Alvariño, cuatro veces mayor al reconocido por el conselleiro. El líder de los empresarios gallegos reconoció que no se esperaba tener que asumir lo que definió como un "proceso duro de refundación de cuentas" al llegar a la CEG. "Ha habido que hacer correcciones que no ponen en duda la viabilidad pero sí son correcciones importantes de apuntes contables que alguien interpreta de una forma y otros de otra forma", dijo. El objetivo de estas modificaciones fue que la CEG sea "totalmente sólida" y llamó al "esfuerzo y cooperación de todo el mundo" para seguir adelante.

En referencia al conflicto en el seno de la organización después de que sus primeros presupuestos no fuesen aprobados y decidiese ceder su elaboración a una comisión en la que participan las organizaciones provinciales, Alvariño dijo sentirse "totalmente arropado" a pesar de "pequeñas disquisiciones", en una clara alusión a Fontenla, que en todas las reuniones del comité directivo ha mostrado su oposición a los más diversos aspectos. "Los localismos son totalmente negativos", proclamó.