La última entrega de la Encuesta de Población Activa (EPA) supuso un alivio para las autoridades responsables del mercado de trabajo porque por primera vez Galicia incrementaba el número de ocupados tanto en comparación con los datos del segundo trimestre del año como respecto al verano de 2013. Aunque este último fue más modesto, de tan solo 5.500 personas frente a las 25.800 que según la EPA consiguieron un empleo el pasado verano, el crecimiento de la ocupación fue presentado como "creación de empleo".

Los datos de población juvenil dejan sin embargo un panorama preocupante, sobre todo para el futuro de la comunidad y el mantenimiento de su Estado del Bienestar. Galicia perdió en el último año 13.900 habitantes de entre 16 y 29 años, lo que significa que cada mes salieron de la comunidad 1.158 trabajadores potenciales de menos de 30 años, a una media de 38 por día. Si el abanico se abre para abarcar a aquellos que tienen hasta 34 años, la cifra aumenta hasta los 25.500 porque solo entre 30 y 34 años desaparecen 13.900 personas del censo reflejado en la EPA. El promedio mensual de salidas de población de entre 16 y 34 años es de 2.125 personas; 71 cada día.

Pero ¿cómo es posible que se produzcan tantas salidas si el cómputo global de la EPA refleja una caída de población de 12.100 gallegos? Pues porque el censo solo se reduce entre los más jóvenes -de 35 a 39 salieron 1.900 gallegos- y crece a partir de los 40 años. De ahí hasta los que tienen más de 65 años la población aumenta en 15.400 personas y solo 9.000 de ellos tiene más de 65.

El de la EPA está considerado como el dato de paro más fiable, pese a ser una encuesta que considera parados solo a aquellos que no tienen trabajo pero dicen buscarlo de forma activa y población activa solo a quienes no solo tienen edad de trabajar, sino que están dispuestos a ello. En estas franjas de edad la población activa cayó en solo 1.000 personas.

Con este punto de partida, la última EPA revela que Galicia tenía al finalizar septiembre 20.800 parados menos, aunque solo 5.500 estaban ocupados; tenían un trabajo. El paro se redujo en 6.200 personas entre los jóvenes de 16 a 29 años, pero si se añaden los de entre 30 y 34 años, la cifra escala a 17.700 parados menos. Con lo que la cifra global de desempleados menores de 35 años asciende a 101.400 personas.

La ocupación, sin embargo no ha aumentado ni de lejos en la misma proporción, más bien todo lo contrario; disminuye en 9.100 personas, lo que quiere decir que en realidad el paro juvenil (incluyendo los de entre 30 y 34 años, no tan jóvenes) no se redujo sino que aumentó en 9.100 personas en el último año.

El mayor descenso de la ocupación se produjo entre los trabajadores de 25 a 29 años, que perdieron 7.300 empleos, frente a 1.600 puestos destruidos en la franja de 20 a 24 años. La ocupación aumentó en solo 100 personas de entre 30 y 34 años. El número de ocupados aumentó en términos globales en Galicia en 5.500 habitantes. ¿En qué tramos de edad? Sorprendentemente, el incremento se produce entre la población de más de 35 años y especialmente, entre los más veteranos de esa franja de edad.

La EPA desvela que la ocupación aumentó en 3.200 personas de entre 35 y 44 años; que 4.700 nuevos empleos fueron para gallegos de entre 45 y 54 años y que entre los mayores de 55 años la ocupación creció en 6.500 personas. Estos 14.400 nuevos empleos compensan la caída entre los más jóvenes y permiten que Galicia haya cerrado el trimestre con un balance interanual positivo.

Los datos detallados de ocupación reflejan que 2.000 gallegos de entre 35 y 44 años se emplearon como empresarios con asalariados y 4.700 como asalariados del sector privado. 7.000 nuevos ocupados de entre 45 y 54 años se incorporaron como empleados al sector público y otros 3.800, al sector privado. Sorprendentemente es en este sector, el de las empresas, donde en el último año lograron hacerse hueco 8.300 ocupados de más de 55 años. Otros 1.400 se emplearon en el sector público y 3.200 montaron su propio negocio y tienen empleados a cargo. La ocupación entre los más jóvenes se reduce sobre todo entre los asalariados del sector privado, que pierden 6.700 personas de entre 25 y 34 años y 2.100 de entre 16 y 24. Otros 3.500 empleados del sector público de entre 25 y 34 años también perdieron su trabajo.