Los gallegos pagarán en 2015 el IRPF conforme a una tarifa que oscilará entre el 21,5% de las rentas más bajas y el 45% que tributarán quienes ingresen por encima de 53.407 euros al año. Son los extremos de la escala que resulta de encajar el nuevo tramo estatal del impuesto, modificado y rebajado por la reforma tributaria del Gobierno de Rajoy, y el tramo autonómico, que la Xunta prevé mantener sin variaciones el próximo año, con el 11,5% para las rentas más bajas y el 21,5% en el caso de las más altas.

Galicia se encontraba en 2014 entre las comunidades con el tramo autonómico de IRPF más bajo de España -en el quinto lugar para los trabajadores con menos ingresos y en el séptimo para los que cuentan con mayores remuneraciones- pero el próximo año pasará a estar en la mitad de la clasificación estatal. Es el efecto de la cascada de rebajas tributarias que, al hilo de la reforma estatal y ante la cercanía de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2015 están anunciando los gobiernos autonómicos, básicamente las gobernadas por el PP.

En las últimas semanas la lista de ejecutivos regionales que anunciaron su propósito de rebajar el IRPF se amplió a Castilla y León y la Comunidad Valenciana. Antes lo hicieron Castilla-La Mancha, Aragón, Madrid, Navarra y Extremadura, si bien en algunos de esos casos no se pasó de compromisos genéricos. Pero varias concretaron más:

ECastilla-La Mancha. Rebajará un punto (del 12% al 11%) el tipo autonómico sobre el primer tramo de renta (rentas del trabajo inferiores a 17.707 euros anuales).

ECastilla y León. Crea un nuevo tramo en la parte más baja de la escala, de forma que por los primeros 12.450 euros de base imponible se tributará al 10%, frente al 12%.

EComunidad Valenciana. El presidente Alberto Fabra comunicó a las Cortes Valencianas una rebaja "inmediata" del tramo autonómico que empezará a tener efectos ya en 2014. Afectará "a todos los valencianos" y el ahorro medio para una familia con dos hijos será de entre 285 y 444 euros.

EExtremadura. José Antonio Monago, presidente de la comunidad y que ya impulsó en 2013 una reducción modesta de la tributación para las rentas inferiores a 10.000 euros, prometió otra rebaja para los rendimientos que sean inferiores a 24.000 euros.

La suma de las comunidades que formularon compromisos semejantes y la de aquellas otras que ya habían tocado sus tarifas autonómicas en los tramos bajos de la escala (los que benefician al conjunto de los contribuyentes) da como resultado un mapa según el cual a partir de 2015 habrá hasta diez autonomías donde los contribuyentes tributarán por IRPF menos que en el resto de España. La lista es la siguiente: Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cantabria, Extremadura, Comunidad Valenciana, Navarra, Aragón, Madrid y La Rioja. En el otro lado quedan Asturias, Andalucía y Cataluña. Está por ver cómo se conducirán autonomías gobernadas por el PP que por el momento no se sumaron a las rebajas tributarias, caso de Murcia y Baleares. Canarias, presidida por el regionalista Paulino Rivero, trabaja en una reforma para reforzar la "progresividad" del IRPF, pero no precisó su impacto en la tarifa. Y el País Vasco descartó rebajas, si bien las tarifas que aplican las diputaciones -las que tienen conferida la competencia tributaria en el régimen foral- tienen tipos impositivos que se sitúan entre los más bajos de España.

"Empieza a haber diferencias fiscales considerables entre las comunidades", reflexiona Santiago Álvarez, profesor de Hacienda Pública. Ya existían esas disparidades, subraya, en el tratamiento de las rentas altas en el IRPF y singularmente en el impuesto de sucesiones. En ambos casos Galicia está en la parte baja de la presión tributaria. Pero la desigualdad por territorios se está abriendo paso también en el tratamiento de las rentas bajas y medias. Por ahora, las diferencias son modestas para los contribuyentes con ingresos medios.

La dispersión tributaria es el resultado del ejercicio de la capacidad que las autonomías tienen para modificar ciertos impuestos, entre ellos el IRPF. Las autonomías han ejercido esas atribuciones en estos años de crisis, a menudo para elevar la presión sobre los contribuyentes con rentas altas. Así se han conducido comunidades gobernadas por el PSOE, como Asturias y Andalucía, aunque también otras con ejecutivos conservadores (Cataluña, la Comunidad Valenciana o Cantabria, por ejemplo).

Esa política ensanchó las diferencias tributarias entre regiones por la parte alta de la tarifa del IRPF. La nueva tendencia entra por la parte baja. Con un resultado análogo en algo básico: un contribuyente en las mismas circunstancias familiares y económicas pagará más o menos según viva en uno u otro territorio. Es algo que en apariencia choca con el principio básico de la equidad que siguen los sistemas tributarios de países como España. Ahora bien, aclara Santiago Álvarez, la equidad no puede ser escrutada a escala nacional desde el momento en que las autonomías -sean de régimen común o foral- tienen capacidad para modificar los impuestos. "Ese debate es anterior a la asunción de esas competencias", explica este experto en Hacienda Pública.

Hay otra discusión que sí es de este tiempo: varias de las comunidades que anunciaron rebajas fiscales están en el camino de incumplir la reducción del techo de déficit público comprometida para este año (fijada en el 1%). Así ocurre con Castilla-La Mancha, Extremadura o la Comunidad Valenciana. El equipo del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, responsable de la rebaja de ámbito estatal, mostró ya su incomodidad con la política tributaria de algunas de esas autonomías. Sin embargo, los gobiernos autonómicos se ven presionados por la cercanía de las elecciones y buscan fórmulas para ganar el favor de los ciudadanos.

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