La Fiscalía Anticorrupción ya tiene en su poder información para investigar la gestión de José Luis Méndez al frente de Caixa Galicia y determinar si hay indicios de delito en doce operaciones de crédito, inversión y refinanciación supuestamente irregulares negociadas con Astroc, la inmobiliaria que presidió Enrique Bañuelos y que entre 2006 y 2007 protagonizó un bluff bursátil que dejó atrapados a cientos de inversores, como Amancio Ortega.

Estas operaciones dejaron un agujero de 300 millones en Caixa Galicia y forman parte de las siete que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) envió en las últimas semanas a la Fiscalía Anticorrupción después de analizar los resultados de la auditoría forense encargada en la banca nacionalizada hace más de un año para detectar posibles irregularidades, tal y como ayer adelantó el diario Expansión, que citó fuentes judiciales.

Esas siete transacciones relacionadas con la financiación y refinanciación para la adquisición de inmuebles o participaciones empresariales, renegociación de préstamos con reducción de garantías o cancelaciones de deuda, entre otras operaciones sospechosas, dejaron un agujero de 600 millones en las antiguas cajas gallegas. A ellas se acaban de unir otras dos, por importe de 210 millones, que la comisión rectora del FROB analizó ayer en una reunión. Con estas, la Fiscalía suma en su poder nueve operaciones por valor de 810 millones sólo de las cajas gallegas, además de otras 16 en las cajas predecesoras de CatalunyaBanc y el caso de las tarjetas black de Caja Madrid.

La Fiscalía ya había recibido otro bloque de una veintena de operaciones supuestamente irregulares. Y puede haber más porque el FROB deja claro en el comunicado enviado ayer para anunciar un nuevo descubrimiento que continúa "el análisis de los diversos informes forensic tanto de la entidad mencionada [Novacaixagalicia] como del resto en las que tiene participación de capital".

Los 300 millones que Caixa Galicia dio a la inmobiliaria de Bañuelos representan casi un 40% del importe que suman las operaciones supuestamente anómalas en manos de Anticorrupción y fueron protagonizadas por Caixa Galicia en los años previos a la fusión con Caixanova. La Fiscalía analizará por tanto la gestión de José Luis Méndez López, máximo responsable de las decisiones de la entidad. Pero también puede alcanzar a su hijo mayor, José Luis Méndez Pascual, responsable de la Corporación Caixa Galicia -el brazo industrial de la caja gallega- que fue accionista de referencia de Astroc. La inmobiliaria en menos de un año salió a Bolsa, se estrelló y decapitó a su presidente, que acabó denunciado por un grupo de accionistas minoritarios que perdieron millones en lo que entonces se dio en llamar el Catastroc. Ese año José Luis Méndez López vivió una suerte de idilio con Bañuelos que se mantuvo tras el batacazo de Astroc, a través de su hijo mediano, Yago Méndez Pascual.

Caixa Galicia financió, junto con otras entidades financieras, la creación del grupo inmobiliario, pero sus relaciones se estrecharon a partir de mayo de 2006, cuando la corporación industrial de la caja CXG, dirigida por el primogénito de Méndez, José Luis Méndez Pascual, se convirtió en uno de los primeros socios de referencia de la inmobiliaria con un 5% del accionariado, en la que invirtió 36 millones de euros. Fue cuando acababa de estrenarse en el parqué a un precio de salida de 6,4 euros por acción.

En sólo nueve meses y tras un ascenso meteórico, los títulos se intercambiaban a 75 euros, doce veces más. En medio de esa ascensión, CXG recuperó buena parte de su inversión, en octubre de 2006, al vender un 1% por 28 millones de euros, pero volvió a recomprar esa participación en enero por casi el doble de lo ingresado, 43,7 millones. La adquisición de ese 1% se negoció entre bambalinas; la corporación compró a un precio inferior al de cotización (36 euros) y nunca desveló el nombre del vendedor. Perdió 15,32 millones

Con Caixa Galicia, otro ilustre inversor gallego se convirtió en socio de referencia; Pontegadea, la sociedad patrimonial del fundador de Inditex, Amancio Ortega, que en diciembre de 2006 invirtió 195 millones de euros para hacerse con otro 5%, después de que José Luis Méndez le presentase a Bañuelos.

Los problemas en Astroc aparecieron en cuanto Ortega, consciente del bluff, hizo movimientos para vender sus títulos, en abril de 2007. El rumor provocó una caída del 43% en un solo día y fue el inicio del fin. En junio, los títulos valían menos de diez euros y Bañuelos abandonaba la Presidencia y fue prácticamente abucheado en la junta de accionistas.

A cierre de 2011, la sociedad heredera de Astroc, Quabit, acumulaba una deuda de 1.300 millones, en gran parte en un crédito sindicado del que Novacaixagalicia tenía atrapados 176 millones "por tráfico comercial ordinario", según las cuentas de la inmobiliaria. En enero de 2012 lo refinanció a cambio de varios créditos bilaterales que le dieron cinco años para saldar su deuda y reducirla en 357 millones. El pasivo pendiente con Novagalicia era entonces de 80 millones.

Cuatro años después de abandonar Astroc, en 2011, el empresario fichó al hijo mediano de José Luis Méndez, Yago Méndez Pascual, para su holding de inversión Veremonte, y le nombró consejero delegado de Amper, una tecnológica que controlaba accionarialmente. Méndez dimitió en junio pasado después de que los accionistas pactaran la salida de Bañuelos y allanaran así la refinanciación de una deuda de 120 millones con la banca.