La nave situada en el número 295 de la avenida de Finisterre, que confeccionaba las prendas que se venden con la marca Kina Fernández, saldrá a subasta el próximo día 19 con un precio de partida de 380.000 euros. Es la sede de Volvoreta SA, la firma propiedad de la diseñadora y su marido, José Álvarez Vidal, que entró en fase de liquidación en octubre de 2013, por incumplir el convenio de acreedores con el que superó la suspensión de pagos, en abril de 2011.

La puja de que la todavía consta como sede social de la firma es uno de los últimos capítulos de una liquidación iniciada hace año y medio y que supuso el despido de la plantilla que todavía quedaba en nómina. Volvoreta entró en concurso de acreedores en enero de 2010 con una deuda de al menos 2,6 millones y 144.000 en salarios impagados. En mayo de ese año despidió a 26 de sus 46 trabajadoras.

Catorce de las veinte que se salvaron de aquel proceso mantuvieron su empleo hasta hace un año, cuando la firma, ya en liquidación, obtuvo el permiso del titular del juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña para rescindir sus contratos con la indemnización mínima prevista en la legislación, como ocurrió con el primer despido colectivo, aunque en este caso las bajas se negociaron en privado y con absoluta discreción. Las empleadas no cobraron la indemnización de Volvoreta, sino que acudieron al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) que realizó el último de los abonos este año.

La empresa, que ya había deslocalizado parte de su producción a Portugal durante el concurso, pretendía aprovechar la salida de la suspensión de pagos para mantener su expansión internacional y apostar por los mercados emergentes, pero no consiguió cumplir el calendario de del convenio de acreedores, que le daba diez años de plazo para saldar sus deudas. Fue la Tesorería General de la Seguridad Social la que instó un incidente concursal por incumplimiento del convenio que luego derivó en la liquidación.

Una marca, no una empresa

Las tiendas de la diseñadora sin embargo siguen abiertas. Su marido, José Álvarez, aseguró ayer en declaraciones a este diario que no existe una vinculación societaria entre Volvoreta y los establecimientos. Álvarez sin embargo evitó precisar dónde se confeccionan las prendas y cuál es la sociedad que mantiene viva la marca. Su hija, María Álvarez, diseñadora con su madre de algunas de las colecciones presentadas en pasarelas como Cibeles (hoy Madrid Fashion Week), se desvinculó ayer de la actividad y precisó que Kina Fernández es una marca comercial propiedad de la diseñadora del mismo nombre. Álvarez Fernández explica que Volvoreta SA era una proveedora más de la marca aunque admite que Kina Fernández y su marido eran accionistas. El matrimonio todavía figura hoy en el Registro Mercantil, como administradores solidarios de la sociedad, que según revela María Álvarez, no confeccionaba en exclusiva para la marca de su madre.

Fuentes próximas al proceso de liquidación aseguraron a este periódico que las exempleadas empaquetaron las creaciones de la firma y la materia prima debidamente inventariada que quedaba en la nave, en su último día de trabajo en A Grela, a finales de mayo de 2014, aunque nunca conocieron su destino.

María Álvarez, que en abril de 2011 se había hecho cargo de la presentación de la marca cuando resurgió y superó el concurso de acreedores, afirma que el diseño y confección de las prendas que actualmente están en las tiendas de la marca no están sustentadas por "ninguna empresa". "Kina Fernández es una marca comercial, no una empresa, y la diseñadora sigue en activo. La confección se realiza en Europa", se limitó a aclarar.

La nave de Volvoreta SA, que suma casi 2.000 metros cuadrados de superficie distribuida en varias plantas y sótano, sale a subasta con un precio de partida de 380.000 euros, menos de un 30% de su valoración, que asciende a 1.283.091 euros.