El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, no da demasiada importancia a los movimientos que últimamente se han producido en los mercados financieros, con crecimientos bruscos de los rendimientos de la deuda pública y brotes de nerviosismo en las Bolsas. "Los mercados tendrían que acostumbrarse a periodos de una mayor volatilidad", dijo el banquero italiano tras la reunión del consejo de gobierno del BCE, que ayer decidió mantener los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,05%.

Draghi aseguró que la entidad no se plantea cambios en su actual política monetaria, que incluye la compra masiva de deuda pública para estimular el crecimiento y reconducir la senda bajista de la inflación. "Si fuera necesario, podemos reconsiderar su volumen, distribución temporal y el diseño de nuestras medidas, pero actualmente no hace falta", añadió. Draghi desechó que el BCE se plantee estrategias de salida con respecto a las compras de deuda, que empezaron en marzo y seguirán hasta septiembre de 2016. El banco central alemán (Bundesbank) rechaza esa política.

Draghi confirmó, con retoques, los pronósticos del BCE: la economía de la zona euro crecerá un 1,5% en 2015 y un 1,9% en 2016, en línea con lo proyectado en marzo, mientras en 2017 el PIB crecerá un 2%, frente al 2,1% anticipado anteriormente. La previsión de inflación para este año sigue en el 0,3%.