La Consellería de Industria y Economía llegó a amenazar con recurrir la reforma energética al Tribunal Constitucional, pero finalmente optó por una negociación de despacho con el Ministerio en busca de mejoras. Pero al departamento que dirige Francisco Conde no le gustaba nada el marco legal que impulsó el Gobierno central para la retribución a las instalaciones de generación de energía renovable. Le iba el sufrimiento propio en ello.

El finiquito al sistema de primas convulsionó la principal vía de financiación de Sogama -de ahí la polémica subida de tarifas aplicada a los concellos por el tratamiento de la basura-, impuso un giro de 180 grados en el concurso eólico para compensar las debilidades que ya acarreaba el proceso -con la puerta abierta a la renuncia de proyectos y a recalcular las millonarias inversiones industriales prometidas a cambio de megavatios (MW)- y porque también afectaba a las instalaciones en las que la Xunta es accionista.

Son ocho parques eólicos, especialmente el de Sotavento, en Xermade (Lugo) donde supera el 30% del capital y lleva la presidencia de la sociedad que lo explota. Es uno de los complejos de aerogeneradores que el Ministerio de Industria dejó sin ningún tipo de pago adicional al que obtiene la venta directa de su electricidad en el mercado, según revelan las cuentas del pasado 2014, con una impresionante caída de los ingresos de más del 55%.

El importe neto de la cifra de negocios de Sotavento, en el que la Xunta, a través del Instituto Enerxético de Galicia (Inega), comparte accionariado con el también instituto público Idae (20,5%), el grupo Enel (36%), Iberdrola (8%) y Engasa (55%), alcanzó los 984.800 euros. En 2013 sobrepasaba los 2,2 millones de euros.

La razón del desplome está en el Real Decreto 413/2014 para regular la actividad de producción de energía a partir de fuentes de energías renovables, cogeneración y residuos, y la orden que poco después sacó el Ministerio de Industria para aprobar los parámetros retributivos a los que tenía derecho cada instalación en función de su antigüedad, la inversión acumulada y una supuesta rentabilidad razonable. Sotavento empezó a funcionar en 2000. Su destino estaba claro desde que la reforma energética salió a la luz: La pérdida de primas. "La retribución a la inversión establecida para la instalación tipo aplicable al parque eólico Sotavento es nula", confirma la empresa, que desde el 14 de julio de 2013 "solamente percibe el precio de mercado". Con el agravante de la obligación de devolver todos los importes percibidos desde ese momento. Aún así, la dirección de Sotavento asegura que no es "consciente" de "la existencia de incertidumbres importantes, relativas a eventos o condiciones que puedan aportar dudas razonables sobre la posibilidad de que la empresas siga funcionando normalmente".

La reducción en más de 1,2 millones de euros del negocio de Sotavento dejaron temblando las cuentas. De hecho, la sociedad no acabó el año en números rojos gracias a que deshizo una operación de saneamiento formalizada en 2013, precisamente para reflejar el impacto de la reforma energética. Una corrección del valor de sus activos de 1,630 millones de euros. El test de deterioro de activos realizado en 2014 -para su cálculo se tuvo en cuenta el volumen de activos, los flujos de caja de los próximos 10 años, una rentabilidad razonable del 7,5%, los ingreso ordinarios por venta de electricidad y los gastos comprometidos- "determina una reversión de la corrección valorativa por deterioro efectuada en 2013 por la totalidad del importe registrado". Con lo que los 1,63 millones vuelven a las cuentas para mantener el beneficio, que se situó en 1,1 millones de euros. De lo contrario, el resultado de Sotavento, con 26 aerogeneradores y una potencia que suma 17,5 MW, el pasado ejercicio serían pérdidas de más de medio millón de euros.

En el caso de Eox Pax no hubo alternativa a las pérdidas. La empresa que explota el parque Paxareiras-Montevós, con 39,6 MW y en la que el Inega cuenta con el 3% del capital -el resto se reparte entre Eurus y E.ON-, obtuvo una cifra de negocios de 3,463 millones de euros, un 53% menos que en 2013, lo que derrumbó su resultado final a números rojos de 1,6 millones. El año anterior ganó 1,2 millones.

Eox Pax matiza que sin el efecto de la eliminación de las bonificaciones posteriores a la reforma energética la reducción de las ventas se quedaría en un 25%, como consecuencia de una caída en la producción del 16% y un 44% en el precio de la electricidad. Pero el margen de explotación es todavía más contundente en medir ese impacto. Desciende un 81%, hasta solo 856.000 euros.