La fábrica coruñesa de la aluminera Alcoa se lo juega casi todo en la subasta de la interrumpibilidad eléctrica que comienza hoy en Madrid. La multinacional precisa más que ninguna otra de las contendientes que optan a los incentivos energéticos que los resultados de la puja sean óptimos para mantener la planta de A Grela, que cuenta con 400 trabajadores y de la que depende otro centenar de subcontratados. Un resultado negativo dejaría la factoría coruñesa al borde del cierre y uno positivo -aunque no garantiza que Alcoa mantenga en A Coruña su producción- sería el primer paso para luchar por la supervivencia en igualdad de condiciones que el resto de fábricas del grupo y del mercado mundial del aluminio. El martes pasado, el presidente de la compañía en España, Rubén Bartolomé, se presentó en el centro de A Grela con un mensaje de futuro incierto en la cartera: la caída del precio de los productos básicos en la Bolsa de Metales de Londres (LME en sus siglas en inglés) vaticina solo malas noticias. China inunda los mercados y el aluminio se vende ahora al mismo precio que en la primavera de 2009.

Pese a esta situación, un buen resultado de la factoría coruñesa en la subasta de esta semana le permitiría estar bien situada en materia de costes frente a otras factorías del grupo estadounidense, lo que dejaría a Alcoa sin el argumento de los elevados costes eléctricos para justificar un posible cierre de la planta de A Grela y casi le obligaría a realizar un plan de inversiones a largo plazo en la factoría.

Las malas noticias, sin embargo, también llegaron con la propia puja de la interrumpibilidad. El cambio en las reglas de la subasta el viernes pasado por parte de la Secretaría de Estado de Energía acrecentó el pánico entre la plantilla coruñesa: en 2014 hubo 9 bloques de 90 megavatios en la subasta y hoy solo serán 8. El comité de empresa de A Coruña culpa por ello al Ministerio de Industria del riesgo de cierre de industrias españolas -incluida la propia factoría coruñesa- tras la celebración de la puja por diseñar un proceso competitivo "muy restrictivo".

Ahora buena parte del futuro del centro de A Grela está en manos de los pujadores que mande Alcoa al proceso competitivo. Estas son las claves de la partida:

►Interrumpibilidad. Es un servicio para la gestión de la demanda eléctrica que aporta flexibilidad y respuesta rápida para que el sistema funcione adecuadamente ante situaciones de desequilibrio entre generación energética y demanda. Este servicio se activa en respuesta a una orden de reducción de potencia que da Red Eléctrica Española (REE) a los grandes consumidores que sean proveedores de la interrumpibilidad, principalmente, la gran industria. REE apaga momentáneamente el suministro de las fábricas para atender demandas domésticas. A cambio, el Gobierno paga a las compañías la cantidad que se establezca en la subasta. En 2015 el Ejecutivo hizo uso de la interrumpibilidad con Alcoa en cuatro ocasiones.

►Subasta. Para ser proveedor del servicio de interrumpibilidad, los grandes centros consumidores de energía han tenido que ser habilitados por el Gobierno, que decide qué empresas cumplen las condiciones para participar en una subasta eléctrica. La de este año se celebra esta semana: entre hoy y el próximo viernes.

►Productos a subastar. Son dos: bloques de 90 megavatios -los que precisa Alcoa (quiere seis de los ocho que están en liza)- y bloques de 5 megavatios. La Secretaría de Energía resolvió el viernes pasado que fueran 8 los bloques de 90 (una potencia total de 700 MW) y 376 los de 5 (1.880 MW).

►Lugar de la puja. Se celebra en la Institución Ferial de Madrid (Ifema) a partir de las 09.00 horas. Los primeros bloques en subastarse serán 50 de 5 megavatios y justo a continuación los ocho de 90 MW. Tras la asignación de estos productos, se continuará con los restantes bloques de 5 MW hasta cubrir la potencia que el Gobierno requiere para el servicio de interrumpibilidad o hasta que se agote el presupuesto destinado a este cometido. La partida destinada a la interrumpibilidad es confidencial pero, teniendo en cuenta los fondos invertidos en años anteriores, rondará los 500 millones de euros.

►Precio de salida. Los bloques de 90 megavatios se negociarán a partir de una cotización inicial de 340.000 euros el megavatio, frente a los 350.000 euros del año pasado. El escalón de bajada de la puja está previsto en 1.000 euros por megavatio, al tratarse de una subasta descendente. Los bloques de 5 megavatios tienen un precio de salida de 200.000 euros, por los 260.000 euros del proceso de 2014. También es una subasta descendente a razón de 1.000 euros por escalón. Se lleva cada uno de los bloques el último pujador que se mantenga activo en la cabina.

►Periodo de entrega. Está previsto para el año próximo, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre. En ese tiempo el operador del sistema (REE) puede dar orden de apagar momentáneamente el suministro de las compañías a las que finalmente el Gobierno les adjudique el servicio de interrumpibilidad.

►Dificultades. Los sindicatos defienden el sistema de interrumpibilidad porque "puede beneficiar a todos, tanto a las grandes industrias, como a los pequeños consumidores". REE puede apagar una fábrica y desviar su electricidad a otro punto sin necesidad de encender nuevos grupos de energía. En lo que no están de acuerdo es en el sistema para adjudicar el servicio, la subasta. El ejemplo claro es Alcoa, que estuvo a punto de cerrar el año pasado las fábricas de A Coruña y Avilés (Asturias) por su mal resultado en la primera puja. Una subasta extraordinaria le permitió lograr los incentivos necesarios para mantener la actividad en las dos plantas españolas.

►Competencia. Otra dificultad del sistema es que todas las empresas electrointensivas juegan el mismo partido. Las empresas lamentan este criterio igualitario: no es lo mismo producir aluminio electrolítico que acero o cerámica. La distancia entre el gasto de Alcoa en electricidad y el de algunas cementeras es sideral, pero todas se la juegan a la misma carta. Esto supone, se quejan los grandes consumidores, que los nuevos puedan tirar el precio de la interrumpibilidad "porque todo lo que consigan será ingreso", no como sucede en las plantas alumineras. Alcoa considera la electricidad como materia prima (el 45% de los gastos de producción se los lleva la energía).

►Contendientes. A la subasta de interrumpibilidad se presentan centros de trabajo (no empresas). Esto es lo que explica que las plantas de Alcoa en A Coruña y Avilés perdiesen en la subasta del año pasado y la de San Cibrao (Lugo) no. La fábrica de A Grela consume unos 120 megavatios hora actualmente (está al 70% de su producción) y podría adquirir un bloque de 90 megavatios y, al menos, cinco de cinco. Adquirir uno de 90 MW supondría casi con seguridad mejorar los incentivos de este año, logrados con bloques de 5 MW, con una remuneración muy inferior.

►Año 2014. El pasado ejercicio el Gobierno sacó a subasta nueve bloques de 90 megavatios, pero fueron 12 los pujadores que trataban de adquirirlos. La gran y única perjudicada fue Alcoa, que se quedó sin tres de los seis bloques de 90 MW que aspiraba a conseguir, el de la planta de A Coruña, el de Avilés y uno de los cuatro que quería para la factoría de San Cibrao. Este año el Gobierno pone en liza solo ocho de los paquetes mejor remunerados, pero ha prohibido a la firma Inovyn-Solvay (de Martorell) que se presente. Esto pinta una situación semejante a la del año pasado: 11 aspirantes para ocho bloques. Tres se pueden quedar sin ellos. Las condiciones previas (las del BOE del 4 de agosto) indicaban una horquilla entre 7 y 13 bloques de 90 megavatios. La esperanza estaba ahí y el Gobierno la echado por tierra.