Los tres mayores fabricantes de automóviles del mundo se han abonado a los escándalos en Estados Unidos. El prestigio de Volkswagen AG, General Motors (GM) y Toyota se vio seriamente comprometido en los últimos años en el mercado norteamericano, en unos casos por mentir sobre las emisiones contaminantes reales de sus modelos, y en otros, por ocultar fallos que provocaron varios centenares de víctimas mortales.

El primer gran escándalo reciente lo protagonizó el gigante japonés Toyota, que pagó una multa récord de 1.200 millones de dólares después de que las autoridades americanas concluyesen que la firma había ocultado durante años que algunos de sus modelos más comerciales sufrían aceleraciones involuntarias, lo que provocó 89 fallecidos y 52 heridos en accidentes de tráfico.

Y hace unas semanas, GM, el primer productor de coches del país, fue multado con 900 millones por ocultar un defecto en el sistema de ignición de varios de sus modelos anteriores a 2009, y que costó la vida a 124 personas. Ahora le tocó el turno a Volkswagen. Queda por ver a cuánto ascenderá su multa.