"Ésa no es mi firma". Tres vocales de la asamblea general de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) verificaron ayer ante la juez de la sala de Primera Instancia nº1 de Vigo, que las rúbricas que acompañan sus delegaciones de voto para las elecciones del pasado 26 de febrero no son suyas (aunque apuntaron que no se habría alterado el sentido de su voto, a favor de Jorge Cebreiros) y otros tres manifestaron "no estar seguros" pero que "no se reconocen".

En el juicio, que continúa hoy, comparecieron 14 de los 18 vocales citados para certificar la validez de las firmas en las delegaciones de voto "dudosas" que han provocado la actual fractura que sufre la organización empresarial, de los cuales nueve confirmaron la autoría de las rúbricas, tres certificaron que no eran suyas y dos expresaron sus dudas aunque no se reconocían. También declararon dos técnicos y el secretario general de la CEP, Medardo Arias, y los integrantes de la mesa electoral, cuyo presidente, José Mañas, aseguró que la mesa "no se enteraba de nada" y que de sospechar el día de la votación que había posibles irregularidades "no se hubiera firmado el acta". "Me sentí utilizado", recalcó.

El conflicto en la CEP estalló tras alertar una decena de asociaciones y varios directivos de la organización que durante las votaciones del 26 de febrero se habían detectado una veintena de delegaciones de voto supuestamente "dudosas" o "irregulares", circunstancia que podría haber alterado el resultado electoral, en el que el empresario Jorge Cebreiros se impuso a Luís Novoa por una diferencia de tres votos como presidente de la Confederación.

El secretario general de la CEP, Medardo Arias, reconoció que el día de las votaciones, el 26 de febrero, los técnicos de la Confederación le hicieron llegar una "carpeta" con 18 delegaciones de voto sobre las que había "dudas", en unos casos porque los documentos nacionales de identidad estaban caducados y en otros porque las firmas no se asemejaban a las de los DNI.

Arias explicó a la juez que informó de dicha situación al presidente de la mesa electoral, José Mañas, y que le aconsejó continuar con la votación por considerar que no había motivos para detenerla. "Ni yo ni un asesor externo consideramos que hubiera motivo para detenerla, pero tampoco somos peritos caligráficos", afirmó. Mañas, en su declaración, negó tajantemente que ningún miembro de la mesa fuese alertado de la existencia de indicios de irregularidades. "En ese momento fue todo perfecto y maravilloso", aseguró. Fue después de haber firmado el acta electoral cuando se enteró de las protestas.