María de los Ángeles Delgado (Sevilla, 1962) lleva Galicia tan dentro que hasta habla en primera persona (del plural) cuando opina de las necesidades de las empresas gallegas. "Llegué a A Coruña con diez meses porque mi padre trabajaba en la antigua Petrolíber [la refinería coruñesa] y me fui casi con catorce años. Los recuerdos que tengo son maravillosos. Galicia es una tierra que llevas en el corazón de por vida, criarse mirando a la playa de Riazor? Eso marca", dice. El pasado martes volvió a visitar la ciudad para participar como ponente en la mesa de debate Dónde innovar en el futuro próximo del congreso de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE). Fujitsu invierte 2.000 millones al año en innovación, tiene 96.000 patentes tecnológicas, una filial en España de Fujitsu Laboratories para Europa y acaba de inaugurar en Madrid su centro de innovación y desarrollo. Su máxima responsable es una experta en innovación que apunta el camino a seguir.

-En la mesa defendían que la innovación no ha de orientarse ya tanto a reducir costes como a conocer a los clientes. No da la impresión de que las empresas tengan muy interiorizado esto.

-Efectivamente. Se ha innovado mucho en producto, en la forma de prestar los servicios y en los procesos. Y eso tiene que continuar, pero estamos asistiendo al nacimiento de un mundo tremendamente globalizado y digitalizado y en 2020 habrá más de 50.000 millones de dispositivos conectados. Lo que cambiará fundamentalmente son los modelos de negocio. Las tecnologías disruptivas, como la robótica, la internet de las cosas, la impresión en 3D... Unidas a modelos de negocio nuevos van a generar una innovación muy radical. Antes una empresa pequeña tenía limitaciones para acceder a innovaciones tecnológicas que hoy están en la nube. En cambio, tiene que innovar mucho en cómo se relaciona con sus clientes, en entender cómo es la competencia, en su organización interna.

-El tejido empresarial está formado sobre todo por pymes y muchos empresarios se dirán: ¿Qué es lo que tengo que hacer? Sobre todo en un mercado tan cambiante en el que hasta los patrones de consumo varían. ¿Cuál sería su consejo?

-La innovación es transformar y traducir las ideas en valor, para las empresas y para la sociedad. No es dedicar un gran presupuesto a I+D. Además, no es endogámica; requiere sumar las capacidades de muchas empresas en torno a un proyecto. Les diría que miren al exterior y piensen con qué empresas pueden cooperar para generar innovación. Ayer [por el lunes] veíamos que se le daba el premio a la competitividad a Coren, que aúna a 6.000 productores en una cooperativa? Gracias a eso son líderes en Europa. La Administración debe fomentar que eso se produzca, pero no podemos esperar a que otros hagan las cosas por nosotros. Hay que innovar también en actitudes y comportamientos y esto implica a una gran empresa y a una pyme.

-Esas alianzas ¿tienen que ser clusters, fusiones o de otro tipo?

-Para traducir la innovación en negocio necesitamos tener cerca la empresa, la universidad y el capital. Que las empresas estudien muy bien a las firmas de su sector o de otros y plantear alianzas. En el proyecto del coche sin conductor colaboran miles de empresas que aúnan distintos tipos de tecnologías y conocimientos de la actitud de los conductores para diseñar esa nueva tecnología. Para las empresas pequeñas también es importante ganar tamaño porque esto les limita cualquier iniciativa que vaya más allá de la actividad del día a día. Deben pensar cómo crecer a través de alianzas temporales o permanentes. Y que también se preocupen más de la tecnología.

-Tal vez pese mucho aún la mentalidad del autónomo que va saliendo adelante solo.

-Además hay que entender que se ha pasado por un momento económico difícil y ahora nos cuesta dar este cambio de mentalidad. Todo el sistema tiene que trabajar. La Administración fomentando y ayudando a dar relevancia a la figura del emprendedor; el sistema educativo, que realmente seamos capaces de desarrollar y engendrar el talento que necesitan las empresas; las empresas, que tienen que ser más proactivas. Y luego, los centros de transferencia tecnológica, formando esos clusteres, donde la innovación y el negocio van unidos.

-Ya que vivió tantos años en A Coruña la voy a meter en un compromiso: ¿Qué percepción hay fuera de Galicia sobre las empresas gallegas, al margen de Inditex?

-Galicia tiene empresas líderes. Pero se percibe que, como en el conjunto de España, la mayoría son muy pequeñas. Hay una tradición muy de autoconsumo y eso se ha traducido mucho al tejido empresarial, pero aquí la gente es tremendamente trabajadora, seria y responsable y creo que los gallegos son capaces de dar ese salto para aspirar a una posición competitiva que se merecen. ¿Que se puede hacer y lo sabemos hacer los gallegos? Está demostradísimo, pero creo que tenemos que tener esa proactividad para crecer y tener más visibilidad de cara al exterior.

-¿Los ejemplos son Inditex, Coren...?

-Pescanova, la industria conservera? Y creo que en la agricultura hay muchas posibilidades. Japón es un país con un gran sector agrario y allí Fujitsu está aplicando tecnologías basadas en sensores que detectan las condiciones climatológicas y del suelo y las combinan con una gran base de datos con todo el conocimiento de cómo esos parámetros afectan a los cultivos y esto está ayudando muchísimo a que los agricultores jóvenes entren en el negocio. Esto demuestra que hay tecnología que puede ayudar a actividades tradicionales. También estamos aplicando tecnologías a la ganadería, con sensores que miden el movimiento de las vacas durante la noche y así podemos saber su estado más o menos fértil.

-Hablamos de innovación, pero el mundo cambia tan rápido que es difícil estar preparado para lo que vendrá.

-Efectivamente. Estamos asistiendo al permanente nacimiento de start-up y 8 de cada 10 no llegan a consolidarse como empresa. En este mundo digital hay que aceptar el fallo y las empresas están acostumbradas a realizar un plan detallado y a seguirlo y la cultura de la empresa innovadora es la que es capaz de conseguir variar el plan e interiorizar cambios muy importantes. Lo más importante es ser capaz de aprender rápido porque el cambio es permanente. Estamos acostumbrados a gestionar el conocimiento y hay que aprender a gestionar la incertidumbre, con un espíritu nuevo y a base de estudiar mucho.