Los trabajadores de la fábrica coruñesa de Alcoa acusaron ayer a la dirección de la multinacional aluminera de fomentar la intranquilidad y la incertidumbre entre sus trabajadores, que desde hace dos meses esperan que la firma les comunique cómo afectará a las tres plantas españolas el resultado de la subasta de bonificaciones interrumpibilidad (que se reparten entre grandes consumidores industriales a cambio de que se ofrezcan a reducir o interrumpir su abastecimiento en caso de emergencia del sistema), celebrada la primera semana de septiembre. El silencio de la dirección de Alcoa en España sobre ese posible impacto se produce después de que la firma haya obtenido menos primas que el año pasado, cuando amenazó con cerrar las fábricas de A Coruña y Avilés, en Asturias. Pero además se une a los constantes recortes de producción que Alcoa ha decidido en todo el mundo.

El presidente del comité de empresa de la factoría coruñesa, Juan Carlos López Corbacho, explicó ayer que la multinacional ha reducido su producción en 670.000 toneladas en todo el mundo desde la primavera, cuando anunció que los ajustes serían de 500.000 toneladas. "Y lo que dicen es que continúan revisando instalaciones y costes para verificar cuáles son menos competitivas, con lo que esos recortes van a seguir", explicó ayer, poco después de poner fin a la concentración de protesta organizada ante la planta coruñesa, en A Grela.

Estos recortes son consecuencia del proceso de evaluación de costes y competitividad que Alcoa realiza en todo el mundo y que anunció la pasada primavera para ajustar la producción o cerrar las plantas con menor rendimiento. Rosa García, presidenta de Alcoa España hasta hace unos meses, reconoció a finales de mayo durante una reunión con la plantilla coruñesa que tanto la factoría de San Cibrao, en Lugo, como las de A Coruña y Avilés podrían verse afectadas, dado que sus costes eléctricos las situaban entre las factorías de la multinacional con un "menor rendimiento, menores márgenes y mayores costes".

Alcoa anunció hace una semana que recortaría su capacidad de fundición de aluminio en 503.000 toneladas y la de refino de alúmina en otros 1,2 millones en sus fábricas de Estados Unidos, lo que implicará al menos el cierre de una de ellas y la reducción de producción en otras. A pesar de que Alcoa España desvinculó estos ajustes de la situación de las plantas españolas, los trabajadores lo recibieron como un aviso a navegantes. "Esas reducciones se producen en el mismo tipo de factorías que tenemos aquí, las dedicadas a aluminio primario y también tienen un problema energético", comentó Corbacho.

Por eso y porque consideran que la industria necesita un precio de la electricidad más bajo, los empleados mantendrán las movilizaciones como la de ayer, para exigir un marco energético que permita continuar la actividad en España y también que la empresa desvele sus intenciones. "Si no quieren seguir produciendo aquí, que vendan las fábricas a otro operador, no entenderíamos un expediente de cierre, pero precisamente para que la actividad continúe hay que solucionar el problema eléctrico", concluyó López Corbacho.