Renfe registró una pérdida neta de 26,10 millones de euros al cierre de los nueve primeros meses del año, lo que supone recortar en un 83,2% los números rojos contabilizados el ejercicio anterior gracias al aumento de los ingresos por tráfico de viajeros en AVE, y al recorte de los gastos y los costes financieros y se acerca a su objetivo de lograr beneficios en 2016 por primera vez en su historia.