La venta de R a Euskaltel ha resultado ser uno de los mejores negocios que Abanca ha hecho en su gestión de participadas desde que el grupo Banesco se hizo con el timón del banco heredero de las cajas gallegas, en diciembre de 2013. E incluso antes. El banco que preside Javier Etcheverría y controla el grupo venezolano de Juan Carlos Escotet ingresó hace poco más de una semana -el viernes 27 de noviembre- 185 millones de euros por la venta del 30% de la cablera gallega, una de las joyas de la corona de su cartera de participadas y de las más relevantes dentro del esquema que el propio Escotet dibujó seis meses después de tomar las riendas del banco: mantener las participaciones estratégicas para Galicia, las cotizadas y deshacerse de todas aquellas ajenas al negocio bancario y a la comunidad con plusvalías. Ese era el plan en junio de 2014. Un año y un mes después, Euskaltel llegaba a un acuerdo con los accionistas para comprar R.

La cablera vasca concluyó el último viernes de noviembre el proceso de compra de la firma gallega con el desembolso de los 890 millones que pagó en efectivo a los dueños de R Cable. Los restantes 300 millones -hasta los 1.190 en que se acordó la compra- fueron para enjugar la deuda de la sociedad comprada.

El 70% estaba en manos de CVC Capital Partners, un fondo británico al que Caixanova vendió en 2010 -en dos entregas- un 35%, algo más de la mitad del 66% que llegó a controlar a partir de 2008. Y el otro 30% fue el que Caixanova primero, Novacaixagalicia después y hasta Novagalicia mantuvieron en su portfolio hasta que el banco de las cajas gallegas fue subastado y adjudicado por 1.003 millones de euros al grupo Banesco y Banco Etcheverría.

CVC se embolsó 625 millones y a Abanca le correspondían otros 265, pero propuso destinar 80 millones, un 30% del precio, a acciones y hacerse así con un 5,2% del grupo resultante de la unión de las cableras vasca y gallega -según fuentes próximas al acuerdo, para mantener su vinculación con la firma creada tras la integración de R-. A Euskaltel le pareció buena idea. Los ingresos limpios de la entidad bancaria en esta operación ascienden a 185 millones. Abanca evita concretar las plusvalías de la operación, difíciles de calcular sin ver los números, dado que la entidad que hizo la inversión -Caixanova- hoy ha desaparecido y los 265 millones que Euskaltel le pagó a Abanca equivalen a un 26% de lo que Banesco -ya entonces propietario del Etcheverría- pagó por Novagalicia en 2013. Con su cartera de participadas incluida.

Los 185 millones de ingresos que Abanca obtiene ahora representan un 62% de lo que el banco heredero de las cajas obtuvo en desinversiones desde el inicio del plan, en junio de 2012, hasta el fin de 2014; 288 millones. De ellos, 34 millones llegaron en 2014, el primer año de la gestión del equipo de Escotet, con la venta de 17 participaciones empresariales.

Pero para evaluar el negocio cerrado con Euskaltel no hay más que comparar el precio pagado por la firma vasca con el que abonó hace cinco años CVC a Caixanova.

Meses antes de la fusión

La caja viguesa cerró la venta del 35% en los meses previos a la fusión con Caixa Galicia, cuando las necesidades de capital de la entidad no eran, al menos sobre el papel, tan urgentes como las que llegó a tener la caja nacida de la fusión. El fondo británico le pagó entonces 163 millones por el 36,24% del capital, un 61% de lo que Euskaltel desembolsó ahora por un 30% de la misma empresa. CVC valoró la compañía en 453 millones. Euskaltel pagó más del doble: 1.190 millones.

R formaba parte de las participaciones clave de Abanca, junto con Tecnocom (20%), Elcano (16%), Copo (28,8%), Itínere (23,8%) y CLH (5%), pero la firma dejó de ser gallega cuando en 2010, Caixanova llegó a un acuerdo con el fondo británico, en su nombre y en el de una decena de accionistas minoritarios que le vendieron otro 30%.

La caja viguesa llevó la voz cantante de esa operación por ser la accionista mayoritaria. Lo mismo que CVC acaba de hacer cinco años después, al aceptar la oferta de Euskaltel y trasladársela a Abanca. Fuentes próximas a la negociación sostienen que los dos accionistas fueron de la mano y aceptaron un "buen precio". Pero el fondo británico fue el que hizo el mejor negocio de todos los accionistas mayoritarios que tuvo R. Acaba de obtener un 85% más de lo que pagó hace cinco años a Caixanova y el resto de accionistas; 625 millones frente a 338,5 (163 por el 36% de Caixanova, 18 pagados a la caja viguesa por una opción de compra que ejecutó en siete meses y 157,5 por el otro 30%).

Ese 30% del capital que hace doce días cambió de manos era de la caja desde la fundación de R, en 1998. Pero el 36% restante lo adquirió en 2008, cuando Caixanova pagó a Fenosa 150 millones. La eléctrica sacó 80 millones en plusvalías, mucho más de las que obtuvo la caja (7,4 millones, un 4,6% más) , que dos años después le colocó esta participación a CVC por 157,4.