El grupo automovilístico alemán Volkswagen aseguró ayer que, tras una revisión en profundidad de los modelos que consideraba que podían haber sido trucados en las emisiones de CO2, y que en principio se creía que afectaban a 800.000 unidades, la mayoría cumple los valores notificados y sólo 36.000 vehículos tienen desviaciones.

Este es uno de los dos casos de alteración de los motores para aparentar menores emisiones contaminantes a los que se enfrenta Volkswagen. El primero de los escándalos, y el de mayor magnitud, afecta a las emisiones de óxidos nitrosos en motores diésel.

El español Francisco Javier García Sanz, responsable de compras en el consorcio, es el encargado de supervisar los "sistemáticos procesos" puestos en marcha para aclarar el escándalo de los motores de gasoil manipulados. Volkswagen nombró además a Karlheinz Blessing, antiguo secretario federal del Partido Socialdemócrata alemán, nuevo miembro del consejo de administración con responsabilidad sobre Recursos Humanos