Los años de recesión han convertido a los gallegos en unos prestidigitadores de las finanzas. A una escala infinitamente más pequeña que la del Estado, los hogares hacen cuentas para llegar a fin de mes, y a veces esas cuentas no cuadran. Una muestra de los equilibrismos que realizan para ajustar el debe y el haber es retrasar el pago de recibos de obligado cumplimiento. Según los datos divulgados por el Instituto Galego de Estatística (IGE), el 5,09% de los hogares tuvo que retrasar algún pago: el de la letra de la hipoteca, la luz, el agua, el gas o incluso el abono de préstamos. En números absolutos, unas 54.000 familias recurrieron a esta solución durante el último trimestre de 2015 para darse un respiro, lo que supone más del doble (un 125% más) que las apenas 24.000 familias (el 2,26% del total) que un año antes se veían obligadas a aplazar el abono de algún recibo.

No obstante, la mayoría de los datos presentados ayer por el IGE son un poco más optimistas. Así, aunque la cifra de familias que reconoce dificultades o muchas dificultades para llegar a fin de mes sigue siendo elevada, con un total de 605.000, el porcentaje de hogares en apuros, 57,09%, es casi dos puntos inferior al registrado durante el último trimestre de 2014. De hecho, es el porcentaje más bajo desde finales de 2012, con la única excepción del tercer trimestre de 2013.

También el espíritu con el que los gallegos enfocan sus expectativas ha mejorado. Según destacan fuentes de la Consellería de Facenda, el indicador de confianza de los consumidores se incrementó en la comunidad en más de cinco puntos en un año "debido a las mejores perspectivas de la situación económica". Así, la Xunta destaca cómo la Enquisa Coxuntural de Fogares del IGE pone de manifiesto que las perspectivas sobre la evolución del desempleo y de la economía progresan "de forma positiva", ya que en el cuarto trimestre mejoraron en 12,6 y 8,2 puntos respectivamente con respecto al mismo periodo de 2014. También mejoró la opinión de las familias sobre su situación financiera personal, aunque solamente un punto.

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El panorama es asimismo esperanzador si lo que se tiene en cuenta es el porcentaje de familias que no se permitieron ningún extra (de alimentación, ropa o calzado, viajes, grandes compras, salir fuera...) durante los tres últimos meses del pasado ejercicio, que fue del 23,48%, el más bajo registrado en el último trimestre del año durante el último lustro.

Si se analizan los hogares que sí se dieron el lujo de concederse algún capricho en los últimos tres meses de 2015, las cifras vuelven a ser alentadoras, ya que casi el 67% de las familias -también el más alto de los últimos cinco años, tomando como referencia el cuarto trimestre del ejercicio- salió a cenar, a cafeterías, al cine o al teatro.

Además, los miembros del 20,8% de los hogares gallegos hicieron la maleta para irse de viaje o de vacaciones, lo que también representa un récord, en términos de porcentaje, desde 2010. La misma tendencia se nota en la capacidad de los gallegos para hacer frente a situaciones imprevistas y grandes compras. Un 22% de ellos pudo asumirlos, siete puntos más que entre octubre y diciembre de 2014.

No ocurre lo mismo con la posibilidad de ahorrar entre las familias de la comunidad gallega. Lo logró el 34,8%, casi tres puntos menos que un año atrás, mientras que en solo uno de cada cuatro hogares se permitieron extras en alimentación y en uno de cada diez el realizar una compra extraordinaria en ropa y calzado.