El contexto económico ha cambiado y pensar en una inversión que ofrezca un retorno del 4% es "ciencia ficción". El economista Javier Blanquet advierte de que el escenario de crecimientos bajos y tipos casi a cero continuará a medio plazo.

-¿Por qué la ciudadanía tiene una visión tan negativa de los mercados, que parecen una entelequia, que nadie sabe qué son y mandan mucho?

-La percepción del ciudadano es que una de las causas de la crisis se debió a los mercados, como uno de los culpables. Hay que ser conscientes de que no es nadie en concreto, no es un gobierno ni una empresa, es algo que formamos todos. Lo conforman los fondos de la gente, las acciones que tiene cada uno en cartera? Luego sí hay unos profesionales que tienen unos objetivos de rentabilidad. Es cierto que ha habido accidentes, pero los desarrollos regulatorios han ayudado a paliar las deficiencias que existían.

-El hiperapalancamientode la parte privada no tiene nada que ver con esos profesionales que buscan rentabilidad.

-El apalancamiento es de todos, no de los mercados. Todos hemos caído en esa trampa de utilizar la deuda por encima de nuestras posibilidades. Y el mercado contestó cuando se vio que esos niveles no eran sostenibles y ya no afectaban positivamente al crecimiento.

-¿Cuál es su previsión de crecimiento para España?

-Las perspectivas de crecimiento para la economía española están en el 2,2% para este año. Uno de los efectos de la crisis es que destruye el crecimiento potencial, que es el nivel al que yo crezco si no pasa nada. Ese nivel ahora es más bajo.

-¿Y para absorber la masa de trabajadores sin empleo?

-Ya se está generando empleo, hay una dinámica positiva, pero teníamos a muchísima gente desempleada. Hay que recordar que uno de los sectores que impulsaba de forma más fuerte el crecimiento en España era el constructor, y aún está muy lastrado. En la medida en que vuelva a coger dinámica ayudará a reducir el desempleo.

-En una economía como la española, ¿crecimientos del 4% o 4,5% interanual son normales?

-El modelo está cambiando. Antes estaba muy basado en el sector constructor, la expansión de compañías grandes a economías emergentes y mucha inmigración, que aportaba mucho. Ahora esto ha cambiado, muchos inmigrantes ya no están y dependemos más de las exportaciones.

-¿Cómo afectará a las exportaciones la ralentización del comercio mundial?

- Es cierto que todos los indicadores señalan esa ralentización del comercio internacional, pero hay que pensar que para España la situación no es tan desfavorable.

-¿Por qué?

-En primer lugar, por la depreciación del euro frente al dólar, lo que hace ganar en competitividad contra la mayoría de países con lo que comercia. En segundo lugar, España es un país muy intensivo en el uso del petróleo, que se ha abaratado mucho, y eso abarata el coste de las materias primas.

-De todos los escenarios que ha podido analizar, ¿cuál sería el peor, posible o probable, de cara a 2016?

-Lo que más notaríamos, sin duda, sería un episodio de inestabilidad en los mercados que provocara un efecto en cadena como sucedió con Lehman Brothers.