El grupo SOIL cerró la compra de Emesa en poco más de cinco meses. En cuanto se enteró de que Isolux Corsán buscaba vendedor hizo una oferta e intentó "acelerar" el proceso lo más posible, como explicó el director general del grupo, Luis Mingo en una entrevista a LA OPINIÓN A CORUÑA el pasado domingo. Su pretensión es relanzar una fábrica que se encontraron "bastante dejada" y devolver Emesa prácticamente a los niveles de producción que tenía antes de la crisis. En los poco más de dos meses que llevan al frente los nuevos dueños lograron contratos con los que esperan cuadruplicar los ingresos de todo 2015.

El presidente del comité reconoce el esfuerzo de SOIL por relanzar la actividad y la inversión destinada a hacerse con la fábrica (una cifra que no se ha hecho pública pero que implica la asunción de la elevada deuda que tenía Emesa). "Nos pidieron tiempo y lo entendemos, pero hemos hecho esfuerzos y queríamos mantener nuestra calidad de vida". Este diario intentó ayer sin éxito localizar a los directivos de SOIL para obtener su versión.