La economía española creció un 3,2% el año pasado (el ritmo más alto en los siete últimos ejercicios), según el avance provisional difundido ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El producto interior bruto (PIB) del país avanzó un 0,8% en el cuarto trimestre, la misma tasa de crecimiento que entre julio y septiembre.

La mejoría española (la octava mayor de la UE, según los últimos datos difundidos por la oficina estadística europea, con información hasta finales de septiembre pasado) se situó a mitad de camino entre el 3,3% que había previsto el Gobierno (y que ajustó en diciembre al 3,2%) y el 3,1% que habían pronosticado el Banco de España, la Comisión Europea (CE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El avance del 3,1% es el mayor de la economía española desde el inicio de la crisis y consuma diez trimestres consecutivos de crecimiento, aunque la aceleración que se vivió durante los ocho primeros trimestres de la recuperación -y que llevó a situar el cénit de crecimiento trimestral en el 1% entre abril y junio pasados- se ralentizó con avances del 0,8% tanto en el tercero como en el cuarto trimestres del año.

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Esta atenuación del ritmo de crecimiento (que no ha impedido un avance del 3,5% en el cuarto trimestre en relación al mismo periodo de 2014, lo que supone una progresión de una décima adicional respecto al tercer trimestre) es coincidente con la desaceleración que está viviendo el planeta, y tanto las economías avanzadas como las emergentes. Ayer se supo que Estados Unidos creció en 2015 un 2,4% en tasa anual tras haber sufrido un fuerte frenazo en el tramo final del ejercicio: pasó de crecer al 2% en el tercer trimestre a hacerlo a un ritmo del 0,7% en el cuarto.

Las previsiones para España en 2016 apuntan aún a un crecimiento sólido, aunque, de acuerdo con esa tendencia, inferior al de 2015: las previsiones se mueven entre el 3% del Gobierno (dos décimas menos que el año pasado) y el 2,7% (cinco décimas por debajo) que barruntan el Banco de España, la CE, el FMI y diversos centros de predicción económica.

El INE no precisó en su avance de ayer los componentes del crecimiento español pero, de acuerdo con el boletín de enero del Banco de España, sigue siendo la demanda interna la que está tirando del PIB, y más el consumo que la inversión empresarial. Por el contrario, el sector exterior tiene un comportamiento neutro en su contribución al PIB nacional porque el aumento de las exportaciones queda neutralizado por el alza de las importaciones a causa de la demanda interna, a su vez favorecida por factores excepcionales.

Entre estas causas extraordinarias que impulsan el crecimiento español está algunos factores externos, como el abaratamiento del petróleo, la caída del euro, los tipos de interés en el 0,05% y la compra masiva de deuda soberana por el BCE. Estos factores ayudan más a España que a otros países dado que la economía española tiene una dependencia energética exterior superior y una eficiencia menor que el promedio europeo, una suma de deuda privada y pública muy elevadas y un crónico saldo comercial negativo externo, que ahora se ve aliviado por el favorable tipo de cambio del euro, además de por la devaluación interna (rebajas salariales) y la baja inflación. El IPC español volvió a situarse en tasas negativas este mes (-0,3%) según el indicador adelantado del INE conocido ayer. La tasa armonizada se situó en el -0,4%, frente a un promedio europeo del +0,4, según Eurostat.

El turismo extranjero, favorecido por los conflictos en países competidores del Mediterráneo, es otro factor de impulso del PIB español, una economía con un elevado peso del sector y por ello muy beneficiada por el desplazamiento de flujos turísticos hacia áreas no conflictivas. La entrada de visitantes en España en 2015 fue de 68,1 millones, récord histórico y un 4,9% más que en el ejercicio precedente.

La creación de empleo también suma. Aunque España terminó 2015 con menos personas ocupadas que las que había en 2011 -cuando empezó la legislatura-, la mejora del crédito bancario y del empleo desde mediados de 2013 está favoreciendo el aumento del consumo. Tanto el consumo como el PIB rebotan ahora más por el mayor desplome que sufrió España en la crisis.