El coruñés José Lista (Carballo, 1968) asumió a finales de enero el cargo de presidente de la Asociación Galega de Áridos (AGA) después de que su predecesor, Manuel Cortés, renunciase por motivos personales. El empresario, propietario de la arteixana Lista Granit, vuelve a un puesto que ya ocupó hasta 2013, año en el que también lo dejó por decisión propia, y liderará al sector hasta diciembre de 2017, fecha en la que están previstas las próximas elecciones en la asociación. Asegura que el sector de los áridos ha sufrido mucho con la crisis, muchas empresas se quedaron por el camino, pero que está más preparado para afrontar los retos en el futuro. Además, lamenta la gestión de las administraciones, que dan por superada la crisis pero no elevan la inversión para iniciar obras e infraestructuras "muy importantes" para Galicia.

-Ya había estado al frente de la asociación hasta 2013, ¿qué significa para usted la vuelta al cargo?

-Personalmente, significa la vuelta a la normalidad. Es un gran paso, representar a mi empresa en la AGA y ser también su presidente.

-Es una vuelta en parte obligada por la salida del anterior presidente. ¿Se ofreció para asumir el cargo o se lo pidió la junta?

-Me ofrecí a retomar lo que había dejado a medias dos años atrás. La AGA es una asociación de la que se puede ser presidente y para mí es un orgullo serlo. Es una asociación muy bien parida y representa muy bien al sector. Agrupa al 90% de las empresas, la pagamos los empresarios y fue creada, gestionada y patrocinada por los empresarios. Estoy cómodo con la gente que forma la junta directiva y cuando tenemos las asambleas vemos que la asociación se está llevando bien. No me siento presidente sino parte de un grupo de empresas muy bien llevadas. Los temas se abordan de forma muy seria y mirando los intereses de todos. Vamos siempre en la misma dirección.

-Algo que no pasa muchas veces en las patronales gallegas?

-Sí, entre otras cosas porque no nos consideramos patronal en el sentido de que representamos los intereses de los patrones. Buscamos una asociación muy empresarial, más que patronal, de todos los niveles de la empresa, del día a día. Las leyes que nos afectan, la distribución territorial y los asuntos derivados de la propia idiosincrasia del árido: el tema minero, con concesiones, una maquinaria tipo, el tema medioambiental?, estamos todos metidos en un proceso que nos une.

-¿Es más la gestión del día a día de las firmas que intereses superiores, más allá de su actividad?

-Exactamente. Estamos entretenidos con nuestro trabajo. Una actividad básica, la de la cantera, que es arrancar piedra y triturarla. Es algo que nos suena a todos, hacemos lo mismo, cada uno con su materia prima, pero nos unen los procesos.

-¿Cuáles son los retos que se pone en estos dos años que estará al frente de la organización?

-Voy a seguir la línea de trabajo anterior porque la trayectoria de la asociación es muy buena, aunque hay cosas que desarrollar. Como la Atrazex [una aplicación sobre la trazabilidad de los explosivos], que surgió como una necesidad para el sector porque por normativa teníamos que actuar y resultó que lo hicimos bien y nos sirvió como revulsivo para que la AGA saliese reforzada de la crisis como asociación. Al principio la crisis nos afectó mucho, tuvimos que hacer ajustes fuertes incluso a nivel asociación, pero salimos reforzados. Hay que aprovechar, conocernos bien entre nosotros y mostrarnos al mundo, con la idea de tener una buena imagen propia y trasladarla al exterior. Que la gente sepa que esto se hace, se hace en Galicia y se hace bien.

-Supongo que también de cara a las administraciones?

-Sí, claro. Básicamente quien nos tiene que conocer bien es la Administración y el sector que nos rodea: los clientes, proveedores y los ciudadanos en general, porque las canteras se ven, estamos en el territorio y no queremos ser un problema, todo lo contrario. Lo que hacemos lo hacemos bien, lo hemos hecho siempre, no somos terroristas, pero quien nos tiene que conocer bien son los que tenemos cerca.

-La asociación está integrada por 46 empresas, ¿cuántas eran antes de la crisis?

-Alrededor de 60 y el número de explotaciones o canteras pasó de 85 a 65. El árido en A Coruña es importante, tiene las mayores, pero suele haber importantes compañías cerca de las grandes áreas de consumo, las grandes ciudades.

-En cifras, ¿cómo afectó la crisis al sector?

El consumo de áridos cayó un 75% entre 2006 y 2014 y en empleos pasamos de un millar a 800, un 20% menos. La bajada del 75% es una media, en algunas empresas fue del 90% y en otras casi del 100%, con explotaciones que han desaparecido. Estuvimos prácticamente en la inactividad porque los áridos van muy ligados al cemento.

-El año pasado la producción creció un 5%. Entiendo que tiene que ver con el alza de la licitación de obra pública, porque la construcción está bastante parada?

-Siendo malo, crecer ahora mismo es muy fácil. Estamos tan bajos que nada que hagamos es crecimiento, tras muchos años de intensos descensos. Lo triste es que nos han vendido que ya estamos fuera de la crisis y es mentira, aún estamos en la crisis. Lo que pasa es que esa bajada se ha parado. Un año con crecimiento, aunque sea poco, es positivo y tienes la sensación de que has tocado suelo, pero no es que estés fuera de la crisis. Hace que esperes que se consolide y que, igual que estuvimos varios años bajando, haya varios de subidas.

-¿Y en qué sector se crece? Porque los áridos están muy vinculados a la construcción, a la obra pública...

-Construcción de obra nueva no hay. Básicamente en 2010 hubo un parón absoluto, lo que se estaba haciendo se dejó de hacer, y estos dos últimos años se han reiniciado muchas obras que estaban paradas. Es una dinámica de acabar obras y se ha conseguido no parar la pequeña inversión que empezaba a salir de esos proyectos. Lo malo es que esas obras se han acabado y se ven pocas nuevas en el horizonte. Hay ciertas infraestructuras, como las carreteras, que ya están sufriendo el no mantenimiento. Ya no es hacer obras nuevas sino mantener las que tenemos. Pero no hay una dinámica que apunte a que se vaya a hacer.

-¿No favoreció la actividad del sector el hecho de que en 2015 hubo dos citas electorales, municipales y generales, con el aumento de la obra pública?

-Se notó porque veníamos de un parón. Más que por las elecciones, creo que quisieron dar un cambio político al final, dar la idea de: "Ya no paramos las cosas, vamos a reactivarlas y acabarlas". Se cambió algo la dinámica en estos dos últimos años. Hace tres o cuatro años era: "Me da igual que esté parado, no se puede, hay recortes, no hay dinero". Pero pasaron las elecciones y volvemos a estar parados. Está claro que las cosas no se hicieron bien, lo dicen los mercados. Hay temas de macroeconomía sin resolver y estamos aún temblando, acongojados. [Risas].

-¿Cuántos años cree que se tardará en llegar a los niveles de actividad precrisis?

-Espero que se llegue. El consumo de áridos por habitante en toneladas al año está de media en Europa en unas cinco toneladas habitante y año, y es un nivel estable en los últimos ejercicios. España estaba en 8,5 toneladas (Galicia más o menos igual), era el país que siempre lideraba las gráficas, y ahora estamos a la cola, en dos toneladas. Espero, no sé los años que se tardará, pero que algún día se llegue, porque Galicia tiene todas las condiciones para lograrlo, y que, una vez se llegue a ese nivel, se mantenga. A corto plazo lo veo difícil. Hay obras e infraestructuras que hacer en Galicia y que van a tirar del árido, pero parece que estamos esperando no sé a qué.

-Digamos que hay que convencer a las administraciones para que inviertan.

-Sí, que se lo crean y vean que ciertas obras e infraestructuras importantes hay que hacerlas sí o sí. Si tienes un puerto exterior, debes tener alrededor cosas que funcionen para que sea operativo. En toda Galicia hay ejemplos de distinto tipo.

-Decía antes que el trabajo del árido es sencillo, básico, pero supongo que habrá innovación.

-Sí, una de las consecuencias claras de la crisis es que ahora mismo o te has modernizado, has innovado, o estás fuera, porque los gastos hay que reducirlos al mínimo. Las empresas que han sobrevivido están en mejores condiciones y con mejor mentalidad que nunca para afrontar los nuevos retos.

-Otros sectores optan por exportar para crecer. ¿Hay muchas ventas del árido al exterior?

-No. Históricamente el árido se mueve en un radio de 30 o 60 kilómetros máximo. El transporte influye mucho en el precio y limita la actividad. Por ello las grandes canteras se desarrollan cerca de los grandes núcleos de población. Trabajamos para acercarnos a otros puntos de Europa con las nuevas infraestructuras y nuestra calidad y cantidad. Pero la internacionalización de este sector no es la salida, no puede vivir de la internacionalización. No es la solución porque el precio prima y la internacionalización igual llega más porque multinacionales compren canteras gallegas que porque las propias gallegas se internacionalicen. El 80% de las explotaciones, pequeñas y medianas empresas, estamos muy ligadas al territorio, debemos buscarnos las habichuelas aquí.