El ministro alemán de Transportes, Alexander Dobrindt, avanzó ayer que el país realizará controles de emisiones contaminantes para los coches sin aviso previo, "al estilo de las pruebas de dopaje", para evitar que pueda repetirse el escándalo de los motores diésel trucados de Volkswagen. En una entrevista con el dominical Bild am Sonntag, Dobrindt defiende la implantación de estas pruebas aleatorias por las que, por ejemplo, se podrían controlar un día por sorpresa las emisiones de determinados coches de una empresa de alquiler.

"Estas pruebas adicionales deberían ayudar a recuperar la confianza en la industria del automóvil perdida tras el escándalo de Volkswagen", señaló. Según explica, en la Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA) se están creando instalaciones de pruebas bajo la supervisión del Ministerio de Transportes.

Al margen de esta cuestión, Dobrindt ratifica la apuesta alemana de conseguir que en 2020 haya en el país un millón de coches eléctricos. La meta es ambiciosa, si se tiene en cuenta que el año pasado, de los 3,2 millones de coches matriculados en Alemania, sólo 12.363 eran eléctricos.