Teresa Arellano, secretaria de plena confianza del exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato los últimos 33 años, mantuvo una "discusión importante" con su jefe en abril pasado -un día después de la detención del expresidente de Bankia y del registro de sus propiedades- al negarse a firmar, como le pidió Rato, unos documentos. Así lo dijo Arellano a la Guardia Civil.

Arellano, que empezó a trabajar como secretaria de Rato en 1983 en Alianza Popular (antecedente del actual Partido Popular), aseguró a la Guardia Civil que conserva los papeles en los que Rato quiso sin éxito que estampara su firma y que están relacionados con la empresa Kradonara, centro de la trama societaria con la que los investigadores relacionan al exdirector del FMI.

Arellano explicó que fue nombrada administradora de Kradonara, pese a su oposición inicial, en diciembre de 2014. A pesar de que ella no quería, se encontró con que su jefe la citaba en una notaría para formalizar la escritura del nombramiento. "En aquel momento me sentí presionada y firmé", dijo.

Blanqueo de capitales

La secretaria no volvió a acceder a poner su firma en ningún otro documento de la empresa. Sólo un mes antes de la detención de Rato, acudió al Banco Santander en sus funciones de administradora y "le exhibieron un documento relacionado con blanqueo de capitales". No quiso que su firma figurara en ese papel por lo que tuvo que ser Rato el que lo hiciese, dijo.

Mientras Rato fue presidente de Bankia (2010-2012), este banco contrató a su excuñado Santiago Alarcó y al responsable de la empresa que se ocupaba de organizarle conferencias privadas.

Nueve meses después de dejar la presidencia de Bankia, Rato creó un fondo buitre junto con varios exdirectivos del banco para representar en España al fondo de inversión tejano Texas Pacific Group (TPG), que aprovechaba la crisis económica para adquirir activos muy endeudados, según informó el diario El Mundo.